La crisis económica en Argentina está profundizando los problemas en la actividad textil, que se ve directamente afectada por la disminución del poder adquisitivo de la población. Este sector enfrenta una situación crítica con maquinarias paralizadas, despidos y suspensiones en aumento.
Según datos del Indec, la producción de hilados de algodón ha caído un 14 % en los primeros cinco meses del año, mientras que la producción de tejidos ha descendido un 26 % interanual.
La Fundación Pro Tejer reportó la pérdida de aproximadamente 5 mil empleos y unas 10 mil suspensiones en el último año, con menos del 50 % de la capacidad instalada en funcionamiento. La mayoría de las empresas redujeron su producción, con el 90 % experimentando una baja en las ventas y el 60 % de las máquinas inactivas.
Luciano Galfione, presidente de la Fundación, destacó que el uso de la capacidad instalada ha caído al 40 %, comparado con el 70-80 % del año anterior. Además, ha mencionado que las inversiones en tecnología y capacitación no están siendo aprovechadas debido a la crisis actual.
Las pequeñas y medianas empresas del sector están particularmente preocupadas por la caída del consumo interno y el impacto de la competencia importadora, que consideran desleal debido a la eliminación de controles aduaneros en etiquetado de productos textiles y de calzado. Esta situación no solo afecta a la industria local, sino que también podría comprometer la seguridad y calidad de los productos para los consumidores.
En el contexto más amplio, el Índice de Producción Industrial Pyme refleja un desplome del 20,4 % interanual a junio, mientras que el sector textil e indumentaria específicamente ha visto una reducción del 7,4 % respecto al año anterior y del 4,3 % comparado con mayo.
Con una capacidad instalada del 41.4 % para productos textiles en mayo según el Indec, la industria enfrenta una coyuntura extremadamente compleja con pocas perspectivas de mejoría inmediata.