Reducir combustible no solo engloba las actitudes del conductor, también el uso específico de elementos del vehículo como las marchas o el aire acondicionado
El consumo de combustible en los automóviles ha experimentado una evolución significativa a lo largo del tiempo, influenciada por una variedad de factores en los que han tenido un gran impacto los avances tecnológicos, cambios culturales y las preferencias del consumidor, regulaciones gubernamentales y preocupaciones ambientales.
No obstante, ya en los primeros diseños de coches populares se podía observar esta necesidad de reducir el consumo, incrementar las prestaciones y reducir el ruido aerodinámico. La característica silueta de gota de agua del famoso escarabajo estaba ya presente en muchos coches de los 40, según detalla Rodríguez.
Más tarde, en los años 80, se introdujo el concepto de conducción eficiente para materializar todas aquellas técnicas que podían aumentar la vida del vehículo.
«Sí que es verdad que en las autoescuelas estamos observando un cambio en las nuevas generaciones, en cuanto al ahorro y la conciencia ambiental. Cada vez buscan más compartir los coches, a lo que se suma la gran oferta de transporte que hay en las ciudades», añade el vicepresidente de la Asociación Nacional de Autoescuelas Españolas (ANAES), Fernando Lara.
Reducir combustible no solo engloba las actitudes del conductor, también el uso específico de elementos del vehículo como las marchas o el aire acondicionado.
La aerodinámica, el mantenimiento deficiente, y el estado y la presión de los neumáticos son los elementos que más inciden en el consumo del coche. Nuestro impacto podría alcanzar los 50 kg de exceso de emisiones de CO2, sin tener en cuenta otros contaminantes como las partículas y óxidos de nitrógeno, que se han relacionado con enfermedades pulmonares.
A esto se suma el riesgo que determinadas actitudes puede suponer al volante y que «muchas veces no tenemos en cuenta», según recalca el experto. Se estima que un 90% de los accidentes de tráfico son imputables al factor humano.
Pisamos demasiado el acelerador y hacemos poco mantenimiento
Al mismo tiempo, los expertos subrayan que siguen existiendo mitos o creencias en torno a la conducción que todavía nos seguimos creyendo. Por ejemplo, bajar las ventanillas consume menos combustible que usar el aire acondicionado. En este caso sería depende.
Solo en movimientos urbanos o cuando se conduzca despacio es la única situación en la que se aconseja hacerlo, ya que poner el aire acondicionado puede suponer un gasto del 25% de combustible. Por el contrario, en las autopistas la resistencia que generan tener las ventanillas es mayor, por lo que al vehículo le costará mucho más avanzar y tendrá que gastar más.
Otro de los clásicos es dejar el coche en punto muerto, ya que así se «ahorrará» más combustible. No es verdad. Probablemente, estemos gastando una mayor cantidad al hacer que el motor esté girando al ralentí para que no se cale. Se podría llegar a consumir entre 0,5 y 0,7 litros a la hora. Puede que no sea mucho, pero seguro que será más que si llevásemos la marcha engranada. En esta situación, las ruedas y la transmisión son las que mueven el motor y no hace falta inyectar combustible.
Claves para poder ahorrar combustible durante los viajes
Ante estos hábitos negativos, los expertos dan una serie de apuntes para tener en cuenta. Lo primero que subrayan es mantener una velocidad constante en carretera. El mejor ritmo para poder ahorrar combustible en vías convencionales se da entre los 90 y los 100 km/h. Si el terreno es favorable, se puede arrancar en una velocidad superior a la primera frente a lo que se consideraba antiguamente.
Aprovechar la inercia del vehículo y usar marchas largas reduce el consumo de combustible porque el motor funciona a menores revoluciones por minuto (RPM) para una misma velocidad.
Además, los expertos recomiendan respetar la distancia de seguridad para poder anticipar cualquier situación. Mientras que en los motores de gasolina se debe de cambiar de marcha a RPM más altas (2.000-2.500), en los de diésel deben ser más bajas (1.500-2.000).