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Reflexiones acerca de «Una Salud»: seres humanos, animales y medio ambiante


Por Miguel Cappiello - Especial para CLG

Por Miguel Cappiello – Especial para CLG

El enfoque “una salud” es una perspectiva considerada interdisciplinaria y dirigida a minimizar los daños y a maximizar los beneficios, mediante la cogestión de la salud humana, animal y medioambiental. Es decir, en esta perspectiva se pretenden desarrollar estrategias eficientes y eficaces para solucionar los problemas de salud que surgen de la interrelación entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente.

Se destaca que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como: el esfuerzo de colaboración de múltiples disciplinas, que trabajan en los ámbitos local, nacional e internacional, para lograr la salud óptima de las personas, los animales y el medio ambiente.

El concepto de Una Salud fue propuesto en la década de los 90, y remite a estrategias interdisciplinares e integradoras de promoción de salud, en las que la salud humana y la salud animal (animales domésticos y de vida silvestre) son interdependientes y se hallan vinculadas a la salud de los ecosistemas.

La AMA (American Medical Association) resolvió sumarse a trabajar en esta iniciativa, y aportó a la evolución del concepto integrador de Una Salud. En esta instancia resultó crucial la incorporación de las dimensiones ecológica y ambiental, con el fin de abordar los problemas contemporáneos sanitarios a través de un enfoque sistémico que incluyera tanto el bienestar de los animales, como de los seres humanos y de los ecosistemas.

Cabe señalar que en el 2004, en Nueva York (EE.UU.), se llevó a cabo un simposio organizado por la Sociedad de Conservación de la Fauna de los EE.UU. y por la Universidad Rockefeller, al cual asistieron expertos en salud y representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el objetivo de valorar la integridad de los ecosistemas, en beneficio de los seres humanos, los animales domésticos y la biodiversidad del mundo entero. Esta convención se resumió en el concepto: “Un Mundo, Una Salud”, donde quedó plasmado el pensamiento sanitario de esta época.

A su vez, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), trataron temas sobre los riesgos de las enfermedades compartidas entre seres humanos y animales con una perspectiva internacional e interdisciplinaria.

Para identificar las causas profundas de los problemas intersectoriales, se requirieron de los aportes y la participación de equipos multidisciplinarios, asumiendo la complejidad del tema, con el fin de diseñar intervenciones eficaces.

Es importante destacar que los gobiernos, los científicos y los organismos internacionales han reconocido esta necesidad de colaboración interdisciplinaria para prevenir y controlar las zoonosis, por lo que se requiere de la intervención no solo de médicos y veterinarios, sino de la participación, además, de especialistas en vida silvestre, ecologistas, economistas, sociólogos y otros profesionales de las ciencias sociales.

Otro tema que fue tratado en el marco de esta perspectiva fue el papel en la transformación y el mejoramiento de los sistemas alimentarios de las Américas. En este aspecto se destaca la necesidad de la promoción de la inocuidad de los alimentos a lo largo de la cadena de valor alimentaria, de la prevención de enfermedades animales y humanas y el incremento en la eficiencia de los sistemas de sanidad agropecuaria. Se propuso que, para proteger la salud mundial, se deben examinar los sistemas agrícolas, es decir el funcionamiento de las cadenas de valor y sus efectos en los ecosistemas.

Sumado a esto, surgieron también las discusiones que se centraron en la problemática del cambio climático. Se entiende que este proceso genera condiciones favorables para que se produzcan plagas y enfermedades de plantas y animales en nuevas regiones, y también transforma sus vías de transmisión. Los resultados del cambio climático son posibles observarlos en las enfermedades transmitidas por artrópodos (mosquitos, garrapatas, pulgas y flebótomos).

Otro aspecto que se analiza es la urbanización. Este hecho se da en las poblaciones en forma creciente y desmedida, como desorganizada y anárquica, y produce una infinidad de problemas con un impacto notorio en la generación de desechos. A partir de este proceso, varias especies de animales pueden o tienden a desaparecer, pero los animales sin /antrópicos (roedores, quirópteros, aves) se adaptan a los cambios y pueden aumentar sus poblaciones por carecer de sus predadores naturales. Así como también se acompañó a este fenómeno la intensificación de la producción pecuaria y agrícola, la alteración de los ecosistemas y la globalización del comercio y el tránsito humano.

Cabe señalar la necesidad acerca del mantenimiento de la calidad del agua dulce que está emergiendo como un problema crítico de los recursos naturales. La disponibilidad de agua dulce se reconoce como limitada, pero tanto la población mundial como la demanda por el recurso se expanden con rapidez, haciendo que las pérdidas sean más elevadas.

Además, es ineludible reflexionar sobre el uso masivo de antimicrobianos para el tratamiento de infecciones, tanto en el hombre y como en los animales. Este uso trajo aparejado el aumento concomitante de la resistencia antimicrobiana. Esta última es reconocida como un problema global emergente que afecta la salud humana y animal e impone gastos sociales, económicos y perjuicios ambientales.

Es importante señalar los déficits sustanciales en el modelo de Una Salud, con respecto a la diversidad de las partes interesadas y las representaciones de los diferentes sectores involucrados, lo que implica la no formación efectiva y equitativa de Una Salud, lo que contribuye a otros desequilibrios en la distribución y prioridades.

Pensar en una salud después de la pandemia de Covid-19 es una oportunidad para centrar los esfuerzos y los recursos en las áreas que más los necesitan. Este evento internacional obliga a definir nuevas agendas, que incluya instituciones sobre la salud humana, la salud animal, los sistemas alimentarios y agricultura y a su vez se involucren científicos sociales, antropólogos, comunidades indígenas, se analicen temas sobre la pérdida de biodiversidad, degradación ambiental y el agotamiento de recursos naturales.