La Revolución de Mayo de 1810 tuvo al Cabildo de Buenos Aires como escenario de los debates candentes de la época.
El 21 de mayo una multitud armada con puñales se presentó en las afueras del Cabildo para exigirle a los gobernantes la renuncia del virrey del Río de la Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros, y una convocatoria amplia para debatir la situación del Virreinato. Los integrantes del Cabildo accedieron a los pedidos y convocaron a un Cabildo Abierto para el día siguiente.
A las nueve de la mañana del 22 de mayo, de los 450 hombres invitados al debate, se hicieron presentes 250, quienes debatieron durante más de cuatro horas sobre la continuidad, o no, de Cisneros en el cargo, en el contexto de una España debilitada por la ocupación de casi la totalidad de la península ibérica por las fuerzas de Napoleón Bonaparte. Además, la Junta de Sevilla, quién había nombrado virrey a Cisneros, se había disuelto, poniendo en cuestión la legitimidad de su mandato.
En el debate del Cabildo Abierto había dos posiciones enfrentadas. Por un lado, la de los conservadores que se pronunciaron a favor de la continuidad de Cisneros en el mando. Y por el otro, los que exigían la renuncia del virrey, teniendo en cuenta que había caducado la autoridad que lo había nombrado para el ejercicio del gobierno, por lo tanto, el poder debía recaer en los representantes actuales del pueblo para que estos se diesen un nuevo gobierno. Esta era la posición sostenida por los revolucionarios, que desde hacía semanas se juntaban a escondidas en la jabonería de Vieytes a debatir y planificar los posibles destinos del Virreinato.
Las voces más destacadas del debate las tuvieron, por el lado de los conservadores, el obispo de Buenos Aires Benito Lué. Y por el lado de los revolucionarios, Juan José Antonio Castelli y Juan José Paso. Después de una votación, se resolvió que el virrey debía ser reemplazado por una Junta de Gobierno.
Sin embargo, Cisneros realizó una maniobra para presidir esa Junta. Él conservaría la comandancia de las armas y debía ejercer el poder junto con dos españoles moderados (Solá e Inchaurregui) y dos criollos revolucionarios (Saavedra y Castelli). Los criollos se manifestaron en contra y se organizaron para conformar una nueva junta.
El 24 de mayo de 1810, 476 vecinos firmaron una solicitud de creación de una Junta Provisoria Gubernativa, la cual fue designada la mañana del 25 de mayo y quedó constituida por Cornelio Saavedra como presidente; Mariano Moreno y Juan José Paso como secretarios; y Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Domingo Matheu, Juan Larrea y Manuel Alberti como vocales. Si bien todavía faltaban varios años para conseguir la independencia total de España, y esta Junta juró fidelidad al Rey Fernando VII, marcó el inicio de la constitución del primer gobierno patrio.
Desde el Museo Histórico Nacional analizan que «el Cabildo Abierto fue la forma institucional de la revolución, pero para triunfar habrá de imponerse al Cabildo en la jornada del 25 de mayo. Es que la revolución se movía entre formas institucionales y no institucionales; entre estas últimas cabe citar, por su relevancia en cuanto al ámbito del poder real en la Buenos Aires de 1810, a las milicias criollas. Formadas como hemos visto desde la época de las invasiones inglesas, fueron el poder militar urbano que dirimía las luchas políticas en la capital; el cabildo se vio presionado por ‘gentes del pueblo’ que se agolpaban frente a sus puertas y que desempeñarían, junto a las milicias, un rol relevante en la resolución de la crisis política».