Poco más de 1.100.000 personas por el predio de La Rural. Las entradas rondaron entre los $3.500 y $5.000, aunque en la semana se pudo ingresar gratis de 20 a 22
La 48ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires registró un total de 1.126.351 visitantes, marcando una disminución de casi el 10% en comparación con la edición de 2023, por la que pasaron 1.245.000 personas, según datos de la Fundación El Libro.
Respecto de las ventas, los números fueron menos auspiciosos. Según los editores, hubo una merma que fue del 30 al 50 por ciento respecto del año pasado.
La Feria se llevó a cabo en medio de una fuerte disputa con el Gobierno y, en especial con el presidente Javier Milei. La motosierra a la cultura se sintió con fuerza y eso marcó los discursos inaugurales del presidente de la Fundación El Libro, Alejandro Vaccaro, y de la escritora Liliana Heker.
Tras ese inicio con fuertes críticas al ajuste, el presidente Javier Milei decidió al final no presentar su libro en la Feria del Libro y denunció “un intento de sabotear la presentación al estilo kirchnerista».
La feria contó con la participación de 328 stands y 672 expositores, tanto locales como internacionales, donde se destacaron 1.620 sellos editoriales.
Además, la exposición se dividió en 9 pabellones temáticos y ofreció 12 salas para eventos y 10 auditorios semiabiertos destinados a actividades variadas, incluyendo zonas especialmente dedicadas a los niños y a la diversidad.
Entre los participantes internacionales, se contó con la presencia de 11 países (Armenia, Brasil, Chile, Italia, Cuba, Uruguay, Perú, Paraguay, Ecuador, España y Ucrania). Por otro lado, 10 provincias argentinas y 2 ciudades, incluida Buenos Aires y Lisboa, tuvieron su propio espacio dentro del evento.
La feria también sirvió de plataforma para el lanzamiento del Nuevo Barrio editorial, donde participaron 12 editoriales.
Con una entrada de $3.500 durante la semana y $5.000 los sábados y domingos, para tratar de hacer frente a la crisis económica y no resignaer visitas, la organización, con apoyo económico del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, habilitó la entrada libre los días de semana de 20 a 22.