Desde hace algunos años, en Argentina, se instauró el 3 de mayo como “el día de la milanesa”. Se trata de una iniciativa que nació años atrás en el entorno de las redes sociales. Lo cierto es que este plato resulta ser uno de los preferidos por todos los argentinos: solas o acompañadas de alguna guarnición, fritas o al horno, las milanesas son siempre un clásico.
Resulta un poco difícil determinar el verdadero origen de este plato. Muchos sostienen que se preparaban ya desde la Edad Media y que sus orígenes se remontan a dicho período. Existen ciertas descripciones en las que se hace alusión a distintas comidas que contenían “carne y pan”, aunque no se sabe con claridad si se preparaban exactamente de la misma forma que lo hacemos ahora, es decir, si la carne se pasaba por pan rallado o si el pan se comía como un acompañamiento.
Otra teoría afirma que la milanesa, tal como la preparamos en la actualidad, sería solo una réplica del Wiener Schnitzel o “escalope vienés”, un plato típico de la cocina Austríaca cuyos orígenes se remontan al siglo XV o XVI. Sin embargo, se cree que esta receta podría haber sido introducida primero en España e Italia por comerciantes árabes y luego trasladada a Austria, donde adquirió su fama. Por otro lado, los venecianos cubrían sus comidas con “pan de oro” con el fin de mostrar su riqueza, pero luego fue reemplazado por el pan rallado. Por este motivo, se cree que la milanesa podría haber sido originaria del norte de Italia.