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Una mujer denunció que fue victima de torturas en la misma comisaría donde fue visto por última vez Franco Casco


Nora, que es veterinaria, llamó al 911 por una disputa con una proteccionista, pero los uniformados la agredieron y detuvieron por más de 12 horas, sin posibilidad de comunicarse con sus allegados

Nora Belaga Pinto, una veterinaria residente en la zona sur, ha presentado una denuncia contra agentes de la comisaría 7ª por haber sido detenida y sometida a lo que ella describe como «tortura». Según su testimonio, fue sometida a abusos físicos durante su detención, incluyendo una fractura de muñeca, mientras se encontraba en la comisaría. Esta dependencia policial es la misma donde fue visto por última vez Franco Casco, el joven que fue hallado sin vida en el río Paraná en octubre de 2014.

El incidente comenzó cuando Belaga estaba en su casa y recibió una llamada de su secretaria, quien le informó que una mujer, que se identificaba como proteccionista, había llegado reclamando la devolución de una gata que había sido atendida por la veterinaria y que permanecía en la casa de la secretaria del consultorio desde hacía cinco meses, sin que la dueña original se hubiera presentado para reclamarla o proporcionarle cuidado. Según el relato de Belaga, la gata estaba en condiciones deplorables y ella había proporcionado tratamiento sin recibir compensación económica por ello.

La situación escaló cuando la proteccionista comenzó a causar disturbios frente a la casa de la secretaria del consultorio. Ante esto, Belaga y su secretaria llamaron al 911 en busca de ayuda policial. Dos móviles y dos motos con policías llegaron al lugar, y Belaga les explicó la situación. Sin embargo, según su testimonio, los agentes actuaron de manera agresiva hacia ella y decidieron ingresar a la fuerza a la vivienda sin una orden de allanamiento. Belaga intentó grabar la situación con su teléfono celular, pero los policías se lo arrebataron. En el forcejeo que siguió, uno de los agentes perdió sus lentes, lo que desencadenó una violenta reacción por parte de los policías, quienes sometieron a Belaga a golpes y la detuvieron. “Me tiraron al piso, me arrastraron media cuadra, me patearon, me esposaron. Yo tengo una muñeca rota y una placa de titanio, y les pedí que no me apretaran tanto y me lo hicieron peor. Me subieron al móvil y me llevaron a la comisaría séptima, me ataron a un caño y me empezaron a pegar”, relató la víctima.

En la comisaría, Belaga afirma haber sido sometida a maltratos físicos y verbales, incluyendo golpes, insultos, y estar esposada durante doce horas. Según su relato, sufrió múltiples lesiones, incluyendo una fractura de muñeca, una costilla rota, y un hombro dislocado. La veterinaria recordó: «En ningún momento me permitieron comunicarme con mi familia ni con mi abogado. Durante las doce horas que estuve ahí pasaron por la comisaría unas siete mujeres policías y tres hombres y en el acta que me hicieron la causa de mi detención era infracción ante las autoridades y resistencia al arresto”.

Belaga se encuentra actualmente en reposo y ha presentado denuncias ante la Fiscalía y organismos de derechos humanos, mientras prosigue con el proceso legal acompañada por sus abogados.