Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
La situación de Franco Díaz, con su posible salida de Newell’s en el receso, deja a la vista dos situaciones que ningún jugador debería dejar de tener en cuenta cuando llega al Parque: jugar en la Lepra no es para cualquiera y las redes sociales exponen hasta el más mínimo detalle y son una sentencia decisiva para muchos hinchas.
La acción de Díaz, diciendo «soy de Central» frente al requerimiento de unas chicas de simpatía canalla seguramente podría minimizarse en otro club o en un contexto menos pasional. En Rosario no. Ese video de apenas 11 segundos tuvo de inmediato un juzgamiento implacable de la parcialidad leprosa.
Casi por unanimidad hubo reprobación y pedido de desvinculación del jugador. El video de descargo del futbolistas y las palabras de apoyo de Larriera no alcanzaron para perdonar. Y la dirigencia, que también se enojó por lo sucedido, entiende que sostener a Díaz puede ser perjudicial para el equipo e incluso sumará críticas al propio accionar dirigencial.
Hay otra realidad que no se expresa, pero todos piensan. Si el involucrado hubiera sido otro jugador de mayor nivel futbolístico o alguno de los preferidos de la gente, tal vez la vara a la hora de juzgar hubiera sido otra. Díaz llegó como refuerzo y no rindió. Por ahora su nivel estuvo lejos del esperado e incluso perdió la titularidad en varios partidos. Y el hincha considera que Newell’s no lo necesita. ¿Y si el involucrado hubiera sido Méndez, el Pitbull o Ramírez? Seguramente el enojo se iba a evidenciar, pero el descargo se hubiera aceptado e incluso justificado. Porque la ofensa a la camiseta leprosa enoja y enfurece al hincha, pero nadie escapa a lo deportivo y todos quieren ganar.
Alguna vez El Turco Asad no firmó como entrenador de Newell’s porque apareció un video de años anteriores elogiando a Central. En otra ocasión Ciro Rius no pudo firmar como refuerzo porque se conoció su preferencia con el Canalla. Ahora pasó con Franco Díaz. El hincha perdona errores dentro de la cancha, pero no acepta este tipo de ofensas, aunque tenga explicaciones y a la vista de muchos no parezcan de tanta gravedad.