Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
El comienzo alentador de Newell’s en la Copa de la Liga puso al hincha en modo esperanzador. Tres victorias con valla invicta y un rendimiento del equipo por encima de lo imaginado genera expectativa, más allá de que Larriera y los jugadores mantengan los pies sobre la tierra y propongan tener cierta mesura porque «esto recién comienza».
A la hora de analizar el porqué de este inicio tan favorable, hay argumentos que están a la vista. Y el más notorio es el rendimiento de los refuerzos que llegaron, incluido el regresado Ramiro Macagno.
A diferencia de otros años, esta vez la dirigencia junto a Ariel Michaloutsos entendieron que había que traer poco pero bueno. Y la respuesta en cancha de los refuerzos fue inmediata. Sin preámbulos, sin excusas de adaptación o desconocimiento de sus compañeros, sin cuestiones físicas que demoraron su puesta en cancha, Ever Banega, el Colo Ramírez y Rodrigo Fernández Cedrés llegaron y jugaron. Y en este primer muestreo de tres partidos, su influencia en el rendimiento fue inmediato.
Ever se puso la «10». Y no sólo se trata del dorsal de su camiseta. Banega se adueñó del equipo como líder futbolístico y espiritual. Juega y hace jugar, asume responsabilidades; corre como si tuviera diez años menos y no tiene problemas en rasparse para recuperar una pelota. Y cuando sale, hasta se anima a cantar temas tribuneros como un hincha más.
Si Ever es un primera clase, el Colo y el Pitbull no se quedan atrás. Ramírez lleva dos partidos y medio en cancha y ya anotó dos goles. Un nueve de área que conoce bien los requisitos del puesto. Y Fernández Cedrés es un cinco uruguayo que mete, corre, quita y juega. Completado.
Franco Díaz tiene menos chapa, pero cumple con su misión de auxiliar al medoocampo y estar siempre cerca de la pelota. Y Macagno impide un gol por partido, para que el hincha y sus propios compañeros estén tranquilos y ya no sufran con tener un arquero que pasa mucho tiempo con la pelota en el pie caminando por una cornisa.
Los refuerzos llenaron los huecos que hacían tambalear la estructura del equipo. Y todo se ve más estable. Y con esa firmeza inicial, Newell’s empieza a confiar en sus capacidades. Y así podrá ponerse objetivos más altos.