Cada 28 de enero es el Día de la Protección de Datos Personales, una fecha que desde 2006 se celebra con el fin de tomar conciencia sobre el tratamiento que se hace de los datos y la importancia de protegerlos.
En medio de un contexto en donde las aplicaciones se apoderan de cada vez más información nuestra (contactos, frecuencias de charlas, la cantidad de tiempo que estamos conectados o el número de Me Gusta que le damos a cada publicación), este tipo de fechas permiten hacer un alto y reflexionar sobre las cosas que compartimos en internet.
La iniciativa nació ese día pero de 1981 cuando el Consejo de Europa aprobó la convención para proteger a los individuos respecto al procesamiento automático de datos personales (RTC 108), al que se conoce como el “Convenio 108”.
Este documento fue un quiebre en materia de promoción de este derecho porque estableció las bases de la protección de las personas en relación al tratamiento automatizado de datos de carácter personal. Y está considerado una piedra angular tanto en Europa como en América.
Por tal razón, el Consejo europeo en conjunto con la Comisión de dicho continente propusieron hace 15 años establecer un Día de la Protección de Datos Personales y que coincidiera con la fecha de la convención. El objetivo es generar conciencia ya sea en organismos internacionales, como en autoridades de protección de datos y fundamentalmente entre los adultos, jóvenes y niños sobre la importancia de proteger, promover y difundir su derecho a la privacidad.
En qué consiste
El convenio nació con la finalidad de garantizarle a cualquier persona física, sin importar su nacionalidad o residencia, el respeto del derecho a la vida privada en lo que concierte al tratamiento de los datos que le son propios.
Sin embargo, recién en 2018 entró en vigor el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), una normativa que se caracterizó por sus altas multas por incumplimiento.
Además, introduce la obligación de consentimiento escrito en el que se manifieste la voluntad libre, específica, informada e inequívoca de aceptar el tratamiento de sus datos de carácter personal.
Paralelamente, crea la figura del Delegado de Protección de Datos que es el encargado de garantizar que el Reglamento se cumpla, tal como fue creado. Y un dato no menor: también refuerza el famoso derecho al olvido, que fue establecido en mayo de 2014 contra el buscador Google y que hace referencia a la facultad que tiene una persona de solicitar a las empresas o motores de búsqueda de eliminar o bloquear un dato personal suyo por considerar que afecta alguno de sus derechos fundamentales.