Por Emilia Ottogalli
El convento de las Hermanas Adoratrices de la Eucaristía de Roldán cumple, desde hace muchos años, una función social en aquella ciudad a través del Centro Integral «Madre de los Desamparados». Con talleres y actividades variadas sirve de contención para grandes y chicos, pero sobre todo ayuda a quienes más lo necesitan. CLG charló con Haydée Rodríguez, colaboradora del Centro, quien contó al detalle las actividades que se realizan.
«La fundadora, la madre Concepción, siempre tuvo como deseo más íntimo poder colaborar con el barrio Las Flores que, en Roldán, es un lugar donde hay muchas necesidades a cubrir», comenzó explicando Haydée. Y continuó: «Todo comenzó como una obra de solidaridad, acercándoles a las personas de allí lo que necesitaban, pero después vimos que se necesitaba cada vez más. Y así se creó un instituto de colaboración».
En este instituto «los chicos reciben atención, formación catequética, de juegos, de manualidades, y también hay talleres de cocina para las mamás«. Las mencionadas son sólo algunas de las funciones que se llevan adelante en el convento y que aparecen como un marco de contención para la gente del barrio.
«Cada vez tenemos más niños y los colaboradores que gentilmente se prestan la verdad que son de diez. Todos hacemos lo que podemos para ayudar a las hermanas«, aseguró.
Respecto al rango de edad, Haydée apuntó: «Hay niños de todas las edades, porque acompañan a las mamás que van a los talleres. Hay desde bebés de 2 meses hasta adolescentes de 16 años». Es teniendo en cuenta las edades que se realizan las diferentes actividades: «Las colaboradoras se ocupan por grupos de los distintos rangos etarios. Los más chiquitos, los que hacen manualidades, los que juegan… Cada persona se ocupa de un grupo de 10 u 8 chicos».
Y como pilar fundamental de este instituto, remarcó: «Entre todos intentamos que se sientan útiles y, fundamentalmente, que se sientan queridos«.