Por Diego Carballido
Cuando desde el colectivo La Bemba del Sur comenzaron a imaginar la posibilidad de materializar un trabajo que permita contar de otra manera la realidad de las unidades penitenciarias de Rosario, jamás imaginaron que el resultado tuvieran reconocimiento a nivel internacional. El Feriante es un documental transmedia que cuenta la historia de Ángel: un ex presidiario que vive en Empalme Graneros y que logra subsistir a partir de las ventas en los circuitos de las ferias de la ciudad, con las producciones que aprendió a realizar en los talleres mientras estuvo privado de su libertad.
La idea de realizar este trabajo surgió de una iniciativa de los integrantes del colectivo La Bemba del Sur, que se desempeñan desde hace muchos años en los penales de la ciudad, y la Facultad Libre, junto con el apoyo de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Rosario.
El pasado 5 de octubre todo el equipo de El Feriante siguió con atención la transmisión de la gala de premiación de los FIS-MED 2018, festival organizado en Medellín, Colombia, donde se destacan a las producciones audiovisuales online de todo el mundo. El hecho de haber quedado preseleccionados les había generado una gran satisfacción, pero la alegría fue mayor al enterarse que habían sido premiados como la mejor serie web en la categoría documental.
«Es un trabajo muy cuidado que nos llevó más de una año, donde tratamos de no caer en los golpes bajos. Cuenta con decisiones estéticas claves. Por ejemplo, en todo el documental no se muestra rejas que se cierran sino que todo el tiempo aparecen puertas que se abren. No se trata de una victimización de la persona detenida, porque creemos que eso no aporta en ningún sentido», explica Mauricio Manchado, integrante de la Bemba del Sur y uno de los realizadores del documental.
En diálogo con CLG, brindó más detalles respecto a esta original propuesta que ya tuvo su reconocimiento a nivel internacional: “Nos interesa reconocer cuáles son las dinámicas de la cárcel y del sistema penal respecto a quiénes son los sujetos que habitan este tipo de instituciones, y también cuáles son los modelos de cárceles que se están pensando. A pesar de las condiciones de segregación, exclusión y destrucción que se les imprime a los internos, también entendemos que en estos espacios de ruidos es posible diseñar otros escenarios al mismo tiempo. No en clave de resociabilización, porque eso implica toda una concepción de un sujeto normal que tenemos que encausar y nosotros no nos pretendemos en ese sentido, sino más bien buscamos prácticas políticas que intenten generar otros escenarios para las trayectorias en el adentro y el afuera”.
https://www.facebook.com/ElFerianteDocumental/videos/2176023376054938/?eid=ARBaon2c41tYuxWEq391qiXTnwdY_JGvP8tshJ_uy3aYaJ_FNV2dt3l8gcap7NRUi-QTIwUeqr24_NHT
— ¿Cómo describirías a El Feriante?
— El objetivo del documental es visibilizar y dar cuenta del entramado de las prácticas educativas y culturales que se realizan en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe, a partir de un trabajo en conjunto entre el colectivo La Bemba del Sur y la Facultad Libre, con quienes tenemos cercanías en cuanto al abordaje de estos espacios. El Feriante intenta, a partir de una historia particular, contar una colectiva. Es la vida de Ángel, un detenido en la Unidad III de Rosario que se vinculó a los espacios de la Bemba durante su detención y al salir en libertad sigue vinculado a la red del colectivo, integrándose a un proyecto de extensión de la facultad llamado Ferias Culturales, donde se comercializaban todas las producciones artísticas de las cárceles del sur de la provincia. Como dice Ángel en el documental: “Es una suerte de puente entre los dos espacios”.
— A lo largo del documental se construye un relato de la cárcel distinto al que existe en el imaginario colectivo, y lo mismo sucede con el protagonista…
— Así es. Ángel responde a algunas características relacionadas con su trayectoria previa a la cárcel. Es decir, es uno de los pibes que son objeto del sistema penal. Sin embargo, el documental intenta disputar esos estereotipos porque siempre se presupone que los pibes van a tener los mismos destinos: la muerte o volver a la ilegalidad. Acerca de la cárcel, se construye un sentido hegemónico como sumamente violento o salvaje. Es una forma de cuestionar ese sentido. No porque creamos que la cárcel sea intrínsecamente buena, sino más bien porque como espacios existen y van a seguir existiendo. Por lo tanto, dentro de estas condiciones que tenemos, nos preguntamos: ¿qué otros escenarios podemos construir? El documental apunta a demostrar que el pibe que está preso tiene otras potencialidades además de la violencia. Sabemos, y lo hemos estudiado, que las cárceles son violentas, pero acotarnos sólo a eso como la única característica es lo que tenemos que discutir.
— ¿Por qué se eligió como formato una documental transmedia?
— Fue un desafío para tratar de poner en diálogo todas las producciones que veníamos haciendo. Le da una potencialidad significativa, porque no se queda solamente en el terreno audiovisual, sino que también se presenta en otros soportes. Hay un libro que incorpora la reflexión académica del tema, un CD con las canciones del documental, los micros de radio de donde salieron muchos de los actores y actrices que participan del documental, las postales gráficas y también una revista. Son todas distintas expresiones del arte, entendiendo al mismo como un factor político y transformador para pensar otros modos de transitar la cárcel.
— ¿Cómo está tomando Ángel las repercusiones del documental?
— Está muy contento y sigue muy de cerca todas las novedades. Actualmente está como acompañante territorial de una capacitación en mosaiquismo del programa Nueva Oportunidad, con las personas que están transitando las libertades condicionales y asistidas. Es muy interesante ver cómo los pibes pueden referenciarse en su historia y escuchar, en primera persona, su trayectoria de vida.