Por José Odisio - CLG
Por José Odisio – CLG
Ever Banega y Juan Ignacio Ramírez pondrán el gancho en las próximas horas y Newell’s sumará dos refuerzos de jerarquía, algo poco imaginado en un mercado deprimido por la imposibilidad de competir con las ofertas en dólares de otros países.
Una vez más la Lepra encontró en el sentido de pertenencia a un jugador top, que estaba a punto de ir a Boca y el amor por Newell’s lo hizo cambiar de planes. Banega llega al Parque con el mismo amor a la camiseta que en 2014, pero esta vez la perspectiva es otra. Un contrato de 3 años y el pedido de que asuma el liderazgo total dentro y fuera de la cancha son argumentos suficientes para esperar que el talentoso volante pueda ser el eje de la resurrección leprosa que intentará Mauricio Larriera. Ever está en condiciones físicas, futbolísticas y anímicas para hacerlo. Y el deseo de terminar su carrera vestido de rojo y negro y con algún título es un incentivo claro.
Y si el arribo de Banega es un golpe de efecto importante, la llegada de Juan Ignacio Ramírez no se queda atrás. Newell’s pedía a gritos un nueve de área con gol, y la dirigencia junto a Larriera fueron por el goleador del fútbol uruguayo, pretendido por muchos, pero finalmente jugará en el Parque. El Colo llega a un equipo que necesita goles de nueve. Un delantero, como dice Larriera, que termine las jugadas. Y Ramírez tiene un curriculum que respalda ese pedido de la tribuna leprosa.
Y sin tantas estridencias, también llegó Franco Díaz. El volante puede ser una clave del mediocampo. Con Peñarol se paró de cinco y pareció conocer el puesto como pocos. Menos chapa, pero también genera expectativa.
El mercado aún se reserva sumar uno o dos nombres más. Por ahora las altas superaron las expectativas en los papeles, hará habrá que ver si eso se traslada dentro de la cancha. Lo que es innegable es que se trajeron futbolistas de calidad, lo que no es poco.