La realidad del país afecta a diversos sectores, y la televisión, lejos de ser ajena, enfrenta sus propios retos, agravados por el anuncio de la eliminación de la pauta oficial.
Por Ariel Wolman* (NA)
La impactante afirmación «No hay plata», pronunciada hace algunas semanas por el presidente Javier Milei, resuena en diversos ámbitos y refleja la difícil situación económica que atraviesa el país.
Esta realidad afecta a diversos sectores, y la televisión, lejos de ser ajena, enfrenta sus propios retos, agravados por el anuncio de la eliminación de la pauta oficial. En este escenario, la necesidad de encontrar soluciones creativas y mantener la relevancia se vuelve crucial.
El dilema va más allá de la falta de recursos financieros; también implica la carencia de ideas frescas, creatividad y la voluntad de explorar nuevos horizontes.
Si bien es cierto que cualquier emprendimiento requiere una inversión inicial, muchos países han demostrado que es posible crear formatos exitosos con presupuestos modestos, exportando incluso estos contenidos al resto del mundo.
La historia del programa «Yo me quiero casar… ¿y usted?», conducido por Roberto Galán, es un claro ejemplo de cómo la originalidad y un enfoque efectivo pueden triunfar sin necesidad de grandes inversiones.
Es innegable que los tiempos han cambiado, y la competencia en el mundo del entretenimiento es más intensa que nunca.
Sin embargo, el auge de canales de YouTube con bajos presupuestos, como el caso de @Lesa (Mauro Albarracín), demuestra que la creatividad puede superar las limitaciones económicas.
Albarracín, con su teléfono celular, exploró el Conurbano y capturó la atención de cientos de miles, incluso millones, de espectadores.
Este fenómeno plantea la pregunta: ¿es realmente la falta de dinero el único obstáculo?.
La televisión tradicional, tal como se dijo muchas veces en los últimos tiempos, perdió audiencia frente a las plataformas de streaming, pero la crisis económica actual podría llevar – lamentablemente- a que muchos deban reconsiderar sus gastos en las suscripciones de estos servicios.
Esto tal vez genere un retorno temporal de algunos a la televisión abierta, pero esto plantearía un desafío para la industria: ¿está preparada para ofrecer opciones de entretenimiento atractivas y competitivas que retengan a este público?.
Telefe, que desde comienzo de año tiene rumores de venta, es el mejor posicionado. Desde hace años que es el canal líder, en 2023 tuvo récord de share (porcentaje de gente que ve televisión en cada programa o en la programación en general) y este año parece dispuesto a repetir.
Ya en su pantalla anuncia nuevamente la Copa Libertadores, Masterchef, Survivor, la entrega de los Martín Fierro de la TV, la serie de Fito Páez (que ya emite Prime Video), y el gran regreso de Susana Giménez, entre otros adelantos.
Además de la continuidad de Gran Hermano, que es el ciclo con mayor rating del momento.
Se sabe que en El Trece Guido Kaczka estrenará el formato «The floor», uno de los más exitosos de Europa, en donde «cien concursantes luchan por ganar territorio en un gigantesco suelo LED dividido en cien casillas. El objetivo: «retar a los oponentes para conquistar todo el suelo», según explican sus productores. El programa irá después de Telenoche, como ocurre ahora con «Los 8 escalones de los 3 millones».
El tema es que después iría «En síntesis», el otro noticiero de la noche.
Con la confirmación de que Pol-Ka no hará ficción, se plantea una noche con un solo programa principal y los dos informativos.
Después durante el día la programación será parecida a la del último año.
Los fines de semana Mirtha Legrand y Juana Viale continuarán con sus habituales ciclos. La idea es competir pero sin gastar demás, sino con lo que se tenga.
En América la situación trae más incertidumbre. El «Bailando» termina a fines de enero y habrá que ver si hay una nueva edición.
Más allá de que el rating es bueno para lo que es el promedio del canal y que supera ampliamente en su franja a su competencia directa, El Nueve, se sabe que es un programa muy costoso. Y estos tiempos justamente no son amigos de los costos altos.
También habrá que ver quién reemplaza por las mañanas a Antonio Laje que se muda a LN+. El Nueve también tiene un gran desafío por delante. Si bien tiene asegurada la continuidad de su principal figura para este año, Bautista «Beto» Casella con su exitoso «Bendita», habrá que ver como completa la noche, el prime time (donde está habitualmente la pauta más fuerte de la televisión).
El año pasado ese espacio lo ocupaba la productora Kuarzo y todo indica que en este 2024 será igual.
El tema será ver cómo logra solventarse con publicidad privada, de la misma manera que el resto de los canales.
Net TV y Bravo TV, los dos de Perfil, son dos canales de aire pero hasta el momento no logran alcanzar niveles de audiencia que les de la visibilidad que tienen los demás, al menos en ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Sobre todo el segundo que apuesta su programación a latas de otros países que lo asemejan más a una señal de cable.
Habrá que ver si en algún momento deciden apostar fuerte y entrar en la competencia con sus pares. Finalmente está la TV Pública que ya anunció recortes y que tal vez pase por un proceso de privatización, con todo lo que eso significa. Pero aún así su programación nunca apuntó a la competencia de rating. Salvo cuando emitió los partidos de la Selección Nacional. Su futuro es toda una incógnita.
¿Entonces? El desafío será no solo conseguir financiamiento, sino también idear contenidos que conecten con una audiencia cada vez más exigente. Es la única manera de asegurar la supervivencia de la televisión en estos tiempos tan desafiantes.
(*) – Periodista de espectáculos y columnista en Radio Rivadavia.