“Aquí somos libres, no como en la Argentina que van a movilizarse, van a protestar y tienen que pagar
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se burló de su homólogo argentino, Javier Milei, por cobrar a sus conciudadanos que se manifiestan en las calles.
El mandatario mexicano aseveró que en el país que él encabeza no existe la censura.
“Somos libres. Eso es lo bueno, que aquí no es como en Argentina, que van a movilizarse, van a protestar y tienen
que pagar. Aquí no, aquí es gratis”, ironizó durante su cotidiana conferencia de prensa matutina.
El 20 de diciembre, miles de ciudadanos se manifestaron en Argentina contra las medidas económicas anunciadas por Milei y solo dos días después, el Ministerio de Seguridad dio a conocer que cobraría el costo del operativo realizado en las protestas a quienes participaron en las mismas.
Mediante un texto publicado por la dependencia argentina, se destacó una estimación aproximada de 60 millones de pesos argentinos (alrededor de 75.550 dólares) gastados en el despliegue de seguridad, contando el consumo de combustible y el promedio de horas ejercido por el personal.
La crítica de López Obrador contra su par argentino no es la primera y entre ambos se cruzaron “dardos” verbales, destacó el sitio Sputnik News.
Anteriormente, lo señaló por sus polémicos comentarios acerca de la izquierda latinoamericana y sus simpatizantes.
También lo increpó por sus ideas neoliberales y por sus opiniones contra el papa Francisco, a quien el mandatario llegó a denominar ”el representante del maligno en la Tierra”.
Por todo ello, el jefe de Estado mexicano calificó a Milei como
un “facho ultraconservador”.
Sin embargo, tras el triunfo de Milei en las elecciones presidenciales del 19 de noviembre, López Obrador consideró que el pueblo argentino se metió un “autogol” al respaldar al líder de La Libertad Avanza y, unos días después, deseó suerte a la nación sudamericana ante los lineamientos neoliberales que su nuevo gobernante comenzaba a aplicar.
Milei no se quedó atrás y calificó al jefe de Estado mexicano
como “patético y repugnante”, en una apreciación carente de crítica política o ideológica.