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Opinión

Opinión: «Las novedades políticas en Argentina 2023»


Por Diego Añaños - CLG

Por Diego Añaños – CLG

Las semanas siguientes a la primera vuelta electoral tuvieron una característica inusual y novedosa para la historia argentina: hubo más noticias políticas que económicas. Mauricio Macri, rápido de reflejos, saltó del barco que se hundía de Juntos por el cambio, y tomó el timón de las huestes libertarias. Milei fue condenado al ostracismo, y separado del mando de su propia fuerza. Algo así como pagar un show de U2 y mandar a Bono a ver si llueve. El despeinado obedeció y virtualmente desapareció de los medios. Sólo tuvo un par de apariciones breves en las que, de no mediar su imponente cabellera, lo podríamos haber confundido perfectamente con el pelado Larreta. Tal fue el grado de castigo disciplinador que le aplicó Mauricio Macri, que lució absolutamente desconocido, casi convocando a una ronda de palabras con la Chiqui González. Digamos que llegó al domingo 19 acelerando como el Flaco Traverso y salió manejando como mi tía Susana: despacito y por el medio.

Paralelamente, y como suele ocurrir en este país, como el dólar blue no se movió, todo parece estar tranquilo. No importan los obscenos niveles de pobreza, la inflación o la precariedad laboral. Si no hay corrida, todo está en orden. Solamente el conflicto derivado de la falta de combustible, y motorizado a través de un lock-out patronal, alteró un poco los ánimos. Pero mucho ruido y pocas nueces. Para desgracia de la oposición, y a poco que se normalice el suministro, la situación quedará rápidamente en el olvido. Sin embargo, tratarán de sostener el tema vivo en la agenda la mayor cantidad de tiempo posible, dado que parecería ser que la campaña antikirchnerista de Patricia Bullrich ha sepultado definitivamente a la campaña anticasta que llevó a Javier Milei hasta el balotaje.

Al mismo tiempo, los medios de comunicación están tratando de acomodarse a los virajes discursivos que les imponen sus patrones. La falta de claridad y las permanentes contradicciones no hacen más que mostrar que reina la confusión en las filas de lo que hasta hace muy poco fuera el bloque monolítico del partido mediático. Evidentemente la brecha abierta en la oposición se está manifestando públicamente, y estamos atravesando la fase aguda del proceso de readaptación.

Igualmente, y para ser honestos, creo que la confusión está a la orden del día y todos formamos parte de ella. Lo que en algún momento se percibía como la incapacidad por parte de las consultoras para captar los volubles estados de ánimo del electorado, hoy aparece como algo distinto. Daría toda la impresión de que los votantes se están moviendo siguiendo una nueva lógica, mucho más compleja que en procesos electorales anteriores. Ya no es posible encontrar linealidad en el voto, hecho que, por ejemplo, se ha hecho particularmente patente en la impresionante elección de Javier Milei, y la pésima performance de sus candidatos en los territorios. Por otro lado, el peso de los aparatos partidarios ha perdido su potencia de antaño, y nuevamente la excelente elección del libertario es un ejemplo.

Virtualmente desprovisto de toda estructura territorial, consiguió vencer a Patricia Bullrich que, más allá de cualquier otra consideración, tuvo el acompañamiento de todo el andamiaje de Juntos por el cambio. En ese sentido, la desastrosa elección de la Piba, es imposible de explicar siguiendo la lógica prevaleciente hasta hace muy poco, particularmente debido a que tuvo el apoyo permanente de los medios masivos de comunicación, buena parte del empresariado local y la Embajada de los EEUU. También quedó demostrado que el manejo de la maquinaria estatal y los inmensos recursos que provee el Estado, son suficientes para torcer voluntades. Hoy los votantes se aprovechan de todos los beneficios que los tiempos electorales les ofrecen, y luego votan a mano suelta en el cuarto oscuro, solos y en silencio.

Evidentemente los tiempos han cambiado. Sería muy pretencioso decir que lo han hecho definitivamente. Pero al menos en esta elección ha sucedido. Digo, para estar atentos, porque nada garantiza que los resultados de la segunda vuelta repliquen ninguno de los resultados anteriores. Sin dudas que es muy valioso que el sistema democrático haya comenzado a levantar sus diques contra la avanzada fascistoide libertaria. Las recientes expresiones de repudio a Javier Milei y sus propuestas, así como el apoyo de amplios y variopintos sectores de la realidad nacional son sin dudas fundamentales. Pero aún el resultado está abierto, y no hay que dormirse en los laureles. Nada de vermouth con papas fritas. Nada de Good show. Vamos a comprometernos seriamente en las semanas que quedan, porque lo que se juega es demasiado importante como para dejarlo en manos del azar.