La mediática tiene un nuevo desafío, mientras participa del Bailando en Italia y hace el tratamiento para combatir su enfermedad
Wanda Nara no pierde el tiempo. Si bien contó que está haciendo un tratamiento en Fundaleu para combatir su enfermedad, continúa con sus tareas y suma nuevos desafíos. Acompaña a su marido, Mauro Icardi, en Turquía, pero también forma parte del Bailando de Italia, tiene su línea de maquillajes y grabará otra temporada al frente de MasterChef en Argentina.
Pero como si todo esto fuera poco, Wanda tiene ganas de probar suerte con la música. El año pasado formó parte de un videoclip de L-Gante y hasta fueron vinculados sentimentalmente y ahora, durante su visita a la Argentina, aprovechó para verlo aunque, según destacó, sería por un proyecto musical que los une.
La mayor de las hermanas Nara aprovechó sus días en Argentina para grabar el videoclip de su tema. Quien la miró muy de cerca fue su marido, Mauro Icardi, que se ocupó de compartir en redes sociales las primeras imágenes de ese día. “Random Week in Buenos Aires: exámenes médicos, shooting, grabación de videoclip 15 horas, Gym en casa y relax con mate y facturas”, escribió el jugador del Galatasaray.
El contrato de Wanda Nara
La mediática firmó contrato con Maxi El Brother, el mismo representante de de L-Gante, para dar sus primeros pasos en la música. “En la ciudad de San Isidro, a los 29 días del mes de Septiembre de 2023, entre ZOONA MUSIC S. R.L., en adelante LA PRODUCTORA, y por la otra, Wanda Solange Nara, en adelante denominada LA INTERPRETE, en pleno ejercicio de sus facultades y con libertad para contratar; y en conjunto denominadas, LAS PARTES, se declara y conviene suscribir el siguiente contrato”, dice el escrito que firmaron para lanzar a la empresaria al mundo musical.
Es por este motivo que Wanda estuvo en el country Don Joaquín, de Zona Sur, donde tienen residencia tanto L-Gante como su representante. “LA INTERPRETE designa a LA PRODUCTORA dentro de la República Argentina y en el territorio del mundo sin limitación de ningún tipo y/o especie, como autorizado para la producción, grabación, edición, postproducción, comercialización, distribución, gestión, representación artística”, continúa el contrato que firmaron.
“LAS PARTES dejan irrevocable constancia qué LOS FONOGRAMAS Y VIDEOGRAMAS que hacen al objeto del presente corresponden a la propiedad intelectual de LAS PARTES, de acuerdo a la siguiente división de porcentajes: el setenta por ciento (70%) pertenecerá propiedad de LA PRODUCTORA, y el treinta por ciento (30%) restante, pertenecerá a LA INTERPRETE”, concluye el escrito.