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Francisco denunció que hay «hambre y desnutrición» cuando otros viven con «ostentación y opulencia»


En esa línea, el Papa agregó que "esto se aplica no sólo a los alimentos, sino también a todos los recursos básicos, cuya inaccesibilidad para muchas personas representa una afrenta a su dignidad intrínseca, otorgada por Dios"

El papa Francisco denunció hoy que mientras tantas personas pasan «hambre y desnutrición» otros viven con «ostentación y opulencia», al tiempo que llamó a una mejor distribución de alimentos y recursos básicos y, en particular, resaltó el «valor insustituible» del agua y pidió que haya un acceso universal.

«La Jornada Mundial de la Alimentación se celebra en una coyuntura en la que la miseria y el desaliento no dan tregua a numerosos hermanos nuestros», planteó el pontífice en un mensaje enviado este lunes al director de la oficina de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), Qu Dongyu.

«En efecto, el grito de angustia y desesperación de los pobres debe despertarnos del letargo que nos atenaza e interpelar nuestras conciencias», sostuvo el Papa.

Para Francisco, «la condición de hambre y desnutrición que hiere gravemente a tantos seres humanos es el resultado de un inicuo cúmulo de injusticias y desigualdades que deja a muchos tirados en la cuneta de la vida y permite que unos pocos se instalen en un estado de ostentación y opulencia».

En esa línea, el Papa agregó que «esto se aplica no sólo a los alimentos, sino también a todos los recursos básicos, cuya inaccesibilidad para muchas personas representa una afrenta a su dignidad intrínseca, otorgada por Dios».

«Es, sin duda, un insulto que debería sonrojar a toda la humanidad y movilizar a la comunidad internacional», denunció.

En particular, el Papa se refirió al lema de la Jornada de este año, «El agua es vida, el agua es alimento. No dejar a nadie atrás», y pidió destacar «el valor insustituible de este recurso para todos los seres vivos de nuestro planeta».

De esta situación, ponderó el pontífice, «se deriva la perentoriedad de planificar e implementar su gestión de manera sabia, cuidadosa y sostenible, de forma que todos puedan disfrutarlo para satisfacer sus necesidades sustanciales, y se pueda también sostener e impulsar el adecuado desarrollo humano, sin que nadie sea excluido».