Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
La semana de descanso por Eliminatorias llegó con algo de alivio en el Parque. La victoria ante San Lorenzo no borra la bronca del hincha por perder el Clásico, la valoración del partido con Central es demasiado alta como para suponer que se tapa con una victoria posterior, pero al menos trae cierta paz para Gabriel Heinze y pone a Newell’s en el lugar de la tabla real, el que marcan sus resultados dentro de la cancha. Y ese lugar, a la vista, no es tan malo. O al menos genera cierta expectativa.
A Heinze le molesta que todo está condicionado a un resultado. Lo acepta, pero no lo cree justo. Lo mismo sucede con Marcelo Bielsa o Gerardo Martino, aunque no se pueda comparar al Gringo con ellos en cuanto a trayectoria como DT. Lo que sí es similar en ellos es el pensamiento. Si todo depende de un resultado deportivo, no tiene sentido hablar de proyectos. De todas maneras, en estos momentos de enojo del hincha no está tan mal mirar la tabla sólo con la simpleza del número. Y ahí aparece algún sustento para encarar con entusiasmo esta recta final de seis partidos.
Newell’s tiene dos aspiraciones. Entrar entre los cuatro mejores del grupo para pelear por el título, que tiene como bonus el ingreso a la Libertadores. Y en paralelo pelear por estar en puestos de Copa Sudamericana para 2024. Y ambos objetivos son factibles, aunque hoy no tenga asegurado ninguno de los dos.
Pasar a cuartos dependerá de una racha positiva en este cierre de torneo. El grupo que integra la Lepra tiene a ocho equipos con aspiraciones, ya que Boca y Estudiantes, que en la previa eran candidatos, se pincharon. Lo positivo es que no hay equipos poderosos o con planteles amplios. Belgrano, Central Córdoba, Defensa, Godoy Cruz, el golpeado Racing, Unión, Platense y Sarmiento no debería asustar a la Lepra, que apenas está un punto abajo de la zona de clasificación. Se puede, sin dudas.
Y sumar puntos para estar entre los cuatro mejores, impulsará a Newell’s a crecer en la tabla general, donde quedó a dos puntos de la zona de pasaje a la Sudamericana. Otro objetivo posible, siempre que no aparezca una racha adversa como la que hizo tambalear a Heinze.
El Gringo aceptó que al decidir sentarse en la banca leprosa puso en juego el cariño de los hinchas. Y más allá de lo que diga públicamente, sabe muy bien que recuperar ese terreno perdido en lo sentimental necesitará de resultados deportivos, de una pelota que entra y no pega en el palo; de una defensa que no se equivoque; de un Hoyos que se luzca y de tiros libres que no se metan en el ángulo; tal vez ese cariño se defina por un remate de Ferreira o un amague menos de Aguirre; o por un cabezazo de Velázquez o la eficacia de un centro de Martino, Sordo o Méndez. Aunque esté lejos de sus principios, el Gringo dependerá de los resultados, porque en el fútbol argentino, los proyectos son parte de una fantasía.