“En un contexto de desertificación global, la siembra directa de especies nativas está surgiendo como una técnica esperanzadora para lograr la restauración de tierras áridas a gran escala”
Recuperar zonas áridas extremadamente degradadas de la región con especies de arbustos nativas parecía algo complejo de conseguir por el implacable avance de la desertificación en gran parte de Neuquén. Sin embargo, investigadores de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), parecen estar a un tris de conseguirlo, según lo confirman los promisorios resultados de los ensayos que se realizan desde hace tres años.
El Laboratorio de Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas Áridos y Semiáridos (Larrea), perteneciente a la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), publicó la semana pasada un artículo sobre su trabajo en siembra directa de especies nativas, en la prestigiosa revista científica Restoration Ecology.
El artículo, titulado “Desempeño de cinco especies de arbustos de tierras áridas en siembra directa: implicaciones para la restauración basada en semillas” muestran resultados exitosos de siembra de cinco especies en suelos degtadados tales como Zampa (Atriplex lampa), Alpataco (Neltuma flexuosa), Chañar brea (Parkinsonia praecox), Olivillo (Hyalis argentea) y Jarilla (Larrea divaricata).
“La siembra directa es una de las técnicas más factibles en términos prácticos, logísticos y económicos para la restauración a gran escala de tierras áridas. Sin embargo, todavía se están estudiando varios factores para mejorar los resultados de esta alternativa de restauración, siendo la selección de especies un componente fundamental”, señala el resumen del artículo publicado en Restoration Ecology.
La siembra directa se realizó en surcos (4,0 m de largo, 0,5 m de ancho y 0,4 m de profundidad) con semillas previamente tratadas para aliviar la dormancia (período del ciclo biológico) y con una densidad de 250 semillas por metro cuadrado.
Después de tres años de iniciado el ensayo, se determinó que la especie con mayores tasas de emergencia y establecimiento fue la Zampa por sobre la Jarilla que registró los niveles más bajos de supervivencia.
En el trabajo, realizado por el tesista doctoral Jorge Hernández y su director, Daniel Pérez, se estimó que existe un amplio espectro de especies que pueden dar buenos resultados en siembra sobre terrenos degradados de la región.
Según se informó desde la Universidad Nacional del Comahue, su laboratorio Larrea, trabaja actualmente con nuevos becarios en pelletización de semillas nativas, captura de carbono y aportes a la biodiversidad que pueden lograrse mediante lo que se denomina internacionalmente “seed based restoration” o “restauración basada en semillas”.
Un fenómeno que avanza
“En un contexto de desertificación global, la siembra directa de especies nativas está surgiendo como una técnica esperanzadora para lograr la restauración de tierras áridas a gran escala”, refiere un artículo publicado en diciembre de 2022 por la UNCo en Restoration Ecology.
Según un estudio del Conicet, la desertificación es la degradación de los suelos de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas y se produce debido a diversos factores, principalmente a variaciones climáticas y actividades humanas.
“Las principales causas de desertificación en nuestro país son el manejo inadecuado de las actividades ganaderas y agrícolas, la explotación petrolera y la minería”, señala una publicación del organismo con base en estudios realizados en la provincia.
“En la provincia de Neuquén, subraya-, en particular, existen altos niveles de degradación provocados por el sobrepastoreo y las actividades hidrocarburíferas. Ello ocasiona que, más del 92 por ciento de su territorio este afectado por desertificación”.
Sostiene que, en esta región, “el retorno de los ecosistemas a condiciones pre-disturbio, es muy lento y dificultoso, debido a que la productividad en la región es altamente dependiente de los escasos y variables eventos de lluvia, a los altos niveles de sobrepastoreo y a los desmontes”.
En ese contexto, el estudio realizado por los investigadores de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) son más que alentadores.