Ciudad

Se pintaron murales en la costanera para reclamar por los humedales


Rosario tiene la suerte de estar frente a uno de los más impactantes humedales del mundo: el delta del río Paraná. Si desde siempre los verdes y marrones de las islas conquistaron desde su belleza natural, en los últimos años creció la conciencia respecto a su valor socioambiental. Para homenajear al ecosistema litoraleño por excelencia y también para reclamar más y mejores leyes que lo protejan, el grupo autoconvocado El Paraná No Se Toca organizó ayer una muraleada en la costa norte de la ciudad.

Armados de pintura, pinceles y brochas desafiaron la dura tarde veraniega para ponerle color y mensajes a las paredes de los bares que funcionan en Costanera y Gallo.

Desde la Municipalidad adhirieron al festejo y aprovecharon la ocasión para renovar el convenio entre el gobierno local y varias organizaciones ambientalistas que se encargan de las visitas guiadas en la reserva municipal Deliot.

«El Paraná No Se Toca» y «El río nos une» fueron algunas de las frases elegidas para recordar a los paseantes que el río es mucho más que paisaje.

Los humedales (ecosistemas que permanecen saturados de agua en algún momento del año) sirven para depurar las aguas, amortiguan los pulsos de inundaciones y sequías, son reguladores climáticos e hídricos, regeneran el suelo y garantizan la reproducción de biodiversidad, entre otras cosas.

Pero a pesar de los festejos, todavía queda mucho camino por recorrer para garantizar el bienestar de esos ambientes.

Aún falta aprobar la ley de humedales en el Congreso de la Nación, una iniciativa dos veces aprobada por el Senado y dos veces rechazada por Diputados. Una vez bajo el gobierno kirchnerista y la segunda ya con Cambiemos. Sin grieta.

A nivel local es evidente la ausencia casi total de controles en el sector de islas frente a Rosario, una zona «gris» que por jurisdicción pertenece a Entre Ríos, pero que por uso y costumbre debería también recibir atención de las autoridades rosarinas y santafesinas.

La ruta a Victoria es otro punto flaquísimo: a pesar de ser un área natural protegida donde los autos no deberían ni siquiera detenerse es común ver gente que pesca, caza y acampa. Hay tantos actores y tantas jurisdicciones que deben hacer los controles que la mayoría de las veces los reclamos quedan en nada y todos se escudan en responsabilidades ajenas.

Los atropellamientos de fauna silvestre, que recrudecen en tiempos de crecida, son reflejo de los nulos dispositivos de protección que esa ruta debería tener.

Dos petitorios

Desde la entidad ambientalista El Paraná No Se Toca hicieron circular dos petitorios durante la jornada de ayer: uno para insistir con la necesidad de una ley de humedales, y otro para que en caso de concretar la doble traza a Victoria se contemplen los criterios de respeto ambiental que esa ruta debería tener al atravesar un área natural protegida.

 

Fuente: La Capital