Esta mañana, el papa y el mandatario se reunieron a solas por media hora en el palacio Faro local
El papa Francisco recordó hoy desde Marsella a las «tantas personas que emigran», al celebrar una misa para 50.000 personas con la que cerró su visita de dos días a la ciudad francesa en un clima «futbolero» en el estadio Velódromo local, a la que asistió también el presidente francés Emmanuel Macron.
Al pronunciar la homilía, Francisco destacó el valor de la «vida humana, que hoy es rechazada en tantas personas que emigran, así como en tantos niños no nacidos y en tantos ancianos abandonados», en línea con su pedido por más apertura a los migrantes que marcó sus cuatro discursos en Marsella.
Recibido con aplausos y cantos por las cerca de 50.000 personas que según el Vaticano llenaron el Velódromo, el pontífice giró en papamóvil mientras desde una de las tribunas los fieles desplegaban una bandera de varios metros de altura con su cara y parte del «skyline» marsellés, en un gesto que puso de evidencia la pasión por Francisco.
Luego, desde la misma tribuna se formó la palabra «Merci», en agradecimiento al Papa por su visita, en el que fue su viaje 44 como pontífice fuera de Italia.
En su homilía, el Papa sostuvo: «Nuestras ciudades metropolitanas y los numerosos países europeos como Francia, donde conviven culturas y religiones diferentes, son en este sentido un gran desafío contra las exasperaciones del individualismo, contra los egoísmos y las cerrazones que producen soledades y sufrimientos».
En uno de los palcos del estadio, y pese a las críticas de sectores liberales de su país, Macron fue uno de los asistentes a la misa junto a su esposa Brigitte, sentados una fila detrás de la exdirectora del FMI Christine Lagarde.
Esta mañana, el papa y el mandatario se reunieron a solas por media hora en el palacio Faro local.
Antes de entrar en el estadio, el papa recorrió las calles de Marsella con 100.000 personas que salieron a saludarlo en la zona del Velódromo, de acuerdo a las autoridades.