Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
El mercado de pases concluyó. Y el hincha de Newell’s quedó con cierta decepción. Siempre que aparece la chance de sumar refuerzos, la gente imagina algunos nombres rutilantes, o al menos reconocidos. No importa lo que quiere o necesita Heinze, el hincha saca sus propias conclusiones y exige, como si la palabra del entrenador no tuviera peso.
Para peor, la prensa muchas veces se suma a esa movida. Esa exigencia del hincha se traslada a los periodistas, y la necesidad de entregarle opciones, pone en carrera a nombres que tal vez nunca estuvieron en la cabeza del DT. Desde Mauro Icardi hasta Radamel Falcao, se tiraron nombres sin demasiado respaldo, en especial en redes sociales. También hubo gestiones inconclusas, como Matías Cóccaro o el paraguayo Marcelo Pérez, imposibilitadas por la falta de cupo.
Por todo esto, el resultado final resulta desencantador para el hincha. El colombiano Carlos Ordóñez, Augusto Schott, Ignacio Schor, el uruguayo Guillermo May y el pibe Esteban Fernández no son un muestrario que entusiasme demasiado, aunque lo importante es que Heinze se entusiasme, o al menos esté conforme.
A priori, el DT pidió jugadores para tener opciones en distintos lugares donde le faltaba recambio. Un cuatro por la suspensión de Mosquera; un zaguero por la salida de Ditta; un extremo por el bajón de Pérez Tica; y un delantero como alternativa de Recalde. Le faltó un volante central, por si debe cubrir a Sforza. Y si bien los jugadores que llegaron necesitan justificar en cancha su condición de refuerzos, si se analiza que el Gringo buscaba «suplentes» los nombres justificarían esa condición. Aunque el hincha pretendía más, de eso no hay dudas.