Técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) elaboraron una colación nutritiva y apta para celíacos a partir del aprovechamiento de las zanahorias que, aún en óptimo estado de madurez, no se comercializan por su forma o tamaño.
El volumen de descarte de las zanahorias puede alcanzar las 100 toneladas diarias y se puede transformar en snacks saludables.
En las cercanías de la capital santafesina, técnicos de la agencia de extensión del INTA en Monte Vera lograron convertir el descarte productivo de zanahoria –que suele alcanzar las 100 toneladas por día en la zona– en snacks saludables, nutritivos y sin gluten, condición que los vuelve aptos para celíacos. Además, trabajan en acuerdos con empresas alimenticias para que la colación pueda ser producida a escala y llegue a las góndolas.
Para Nora Aimaretti, especialista del Centro Operativo Experimental Ángel Gallardo –que pertenece a la agencia de extensión del INTA en Monte Vera–, el desarrollo de este snack elaborado a base del descarte comercial de zanahorias permite cumplir con dos aspectos fundamentales: de salud y productivo.
«Este desarrollo se fundamenta en la búsqueda de alternativas nutritivas, saludables y fáciles de consumir y es una propuesta de colación para personas de todas las edades y también para vegetarianos y celíacos», aseguró Aimaretti.
También destacó: «Un alimento de estas características propicia el consumo de hortalizas ricas en fibras, vitaminas y minerales y revaloriza un descarte cuantitativamente muy importante en nuestra región».
Cada año, la Argentina produce entre 200 y 240 mil toneladas de zanahorias en una superficie que varía entre las 7 mil y 9.500 hectáreas mientras que el 18 % de esta superficie se encuentra en la provincia de Santa Fe.
De lo cosechado, entre el 10 y 35 % no cumple con los estándares comerciales y representa un descarte diario de entre 20 y 100 toneladas de la hortaliza que, si bien está en óptimo grado de desarrollo, frescura y madurez, presenta un tamaño y forma inadecuados para el mercado de consumo en fresco.
Aimaretti señaló que, desde el INTA, trabajan en la transferencia del desarrollo a la industria para que pueda ser producido en volumen y comercializarse.
Incluso, para los productores, «nuevos productos derivados de la zanahoria son bienvenidos, no sólo por el valor económico que se le agrega al vegetal, sino también por la utilización de un volumen de producción que, por sus atributos físicos, usualmente sería dispuesto como desecho agrícola o alimento para ganado», apuntó María del Pilar Romero, especialista de la misma unidad del INTA.