Este domingo el país europeo elige entre la reelección del candidato del PSOE o un mandato del conservador del PP
El líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, y su principal contendiente del conservador Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, cerraron este viernes sus respectivas campañas para las elecciones generales del domingo con acusaciones cruzadas y exhotaciones a sus votantes: para realizar «un último esfuerzo para ganar» y mantener las conquistas conseguidas, el primero, y convertirse en «un presidente de fiar», el segundo.
«Quedan unos metros para el sprint final», dijo Sánchez en Getafe, comuna de Madrid, donde cerró su campaña ante unos 4.500 seguidores, a los que convocó a realizar «un último esfuerzo» para reeditar el Gobierno progresista y evitar que gobierne la derecha, caracterización en la que englobó al PP y la extrema derecha de Vox, su principal aliado.
Durante su intervención, Sánchez acusó a Núñez Feijóo de haber pactado con la fuerza de extrema izquierda nacionalista vasca EH Bildu, reportó la agencia Europa Press.
«El PP ha pactado con Bildu, a ver si abre los telediarios de las cadenas privadas y las portadas de los periódicos», dijo, en alusión a lo que ocurrió hoy en el ayuntamiento de Vittoria, País Vasco, en donde se concretó entre ambas fuerzas un reparto de las presidencias de las comisiones municipales, un órgano que suele quedar en manos de los partidos de la oposición.
«Llevan 5 años, 5 años hablando de los pactos del Partido Socialista», dijo Sánchez para marcar el contraste, a la vez que defendió los acuerdos que realizó en el parlamento nacional, y destacó que buscó votos «hasta debajo de las piedras para sacar adelante avances sociales como la reforma laboral, la ley de eutanasia o la de Memoria Democrática.
Lo que hacen en el PP es «comprar el voto de dos tránsfugas» de Unión del Pueblo Navarro para «reventar» una reforma laboral buena para los trabajadores, dijo en alusión a los diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero que votaron en contra de esta ley saltándose el criterio que había fijado su partido.
Sánchez se declaró «convencido» de que ganarán las elecciones, que el PSOE quedará primero y Sumar tercero, por delante de Vox, con lo que alcanzaría la mayoría absoluta de 176 escaños en las Cortes Generales (parlamento).
«El Partido Socialista va a ser la primera fuerza política, el partido de Yolanda Díaz va a ser la tercera fuerza política y va a haber cuatro años de gobierno progresista en España. Tenemos que ganar, tenemos ese deber porque nos jugamos mucho», aseguró.
«Nos caímos y nos levantamos y pedaleamos contra reloj y cruzamos todas las metas volantes y subimos todos los puertos inimaginables y nos quedan unos metros para llegar al sprint final», dijo en alusión a la derrota del oficialismo en las elecciones comunales y autonómicas del último 28 de mayo.
Y cerró con un pedido a sus militantes de empujar «hasta la última pedalada, hasta el último suspiro, hasta el último voto, vamos a ganar las elecciones y las vamos a ganar rotundamente», aseguró, a contrapelo de las proyecciones que ubican al bloque de derechas como potencial ganador.
Núñez Feijóo, por su parte, eligió cerrar su campaña nacional en La Coruña, donde gobernó durante casi 14 años, y puso a esa labor como «testigo» de que será un «presidente de fiar» para toda España.
Unas 6.000 personas participaron del acto de cierre, según fuentes del PP, y Núñez Feijóo llegó al acto, sobre la explanada Palexca de A Coruña al ritmo de la música de Europe «The final Countdown» (La cuenta atrás) y de «People have the power» de Patti Smith, mientras muchos de los asistentes le gritaban «presidente, presidente», destacó Europa Press.
«Me conocéis mejor que nadie, con mis defectos y errores», dijo a los asistentes, luego de que en la recta final de campaña PSOE y Sumar hayan situado en el foco sus fotos con el narcotraficante Marcial Dorado.
El líder del PP explicó que eligió cerrar la campaña en Galicia para exhibir «una gestión responsable» y «poner por testigo a Galicia» de que la han hecho.
«Venir aquí y decir que queremos unir a los españoles es porque nos hemos dedicado durante una década larga en unir a los gallegos. Y es venir aquí y decir que quiero ser un presidente de fiar porque he intentado con todas mis fuerzas ser un presidente de fiar desde el primer día que juré el cargo como presidente de la Xunta hasta el último día que tuve que abandonarlo», afirmó.
En este punto, reiteró que los gallegos son los que mejor lo conocen. «Sabéis lo que se puede esperar de mí», para defender «menos tensión y más moderación», «menos personalismo y más interés general», «menos división y más unidad». «Y menos yo, yo, yo, yo y más nosotros, nosotros», destacó ante ante un auditorio que no paraba de vivarlo.
Con este acto, Feijóo pone el broche final a una campaña que le ha llevado por toda España, con el mensaje central de «derogar el sanchismo» y apelar la voto útil para que haya un Gobierno sin «intermediarios» y «de una pieza», así como para que no haya «bloqueo» a partir del 23 de julio.
En estas elecciones generales, que por primera vez tendrán lugar en verano español con temperaturas extremas, unas 2,6 millones de personas decidieron votar por correo, una cifra sin precedentes, lo que para las encuestadoras es una señal de que la participación puede ser alta, pese al calor y al hecho de que muchos españoles estén de vacaciones.
Según un comunicado difundido hoy por Correos, a las 23.59 de ayer, el 98% de las más de 2,6 millones de personas que solicitaron votar por correo ya habían depositado su voto.
A la espera de los datos definitivos, Correos informó que estas cifras representan ya las más altas registradas en la historia de la democracia.