El militante de la Corriente Clasista y Combativa habló con CLG de cara a las Paso, sus propósitos en caso de llegar a ser parte del Senado y cómo ve la realidad de Santa Fe
En una entrevista con CLG, Eduardo Delmonte, precandidato a Senador por el Departamento Rosario por la alianza Frente Amplio por la Soberanía, que nuclea a figuras como Carlos del Frade, Claudia Balagué, Palo Oliver, Leonardo Caruana y Sofía Botto, compartió su visión sobre los desafíos que enfrenta la provincia y sus propuestas para un futuro más justo y equitativo.
El reconocido militante social de la CCC, con una trayectoria en la lucha política y social, mirando a las Paso del 16 de julio, enfatizó la necesidad de una propuesta política propia que unifique a la fuerza que representa. Según él, «no podíamos dejar pasar esta oportunidad» de participar en las elecciones y luchar por el cambio en la provincia.
Delmonte subrayó la importancia de abordar la complejidad de la seguridad en la provincia. Reconoció que el narcotráfico es uno de los principales desafíos que enfrenta la fuerza de seguridad y que está generando una ola de violencia en los barrios. En este sentido, hizo hincapié en la necesidad de «un control popular sobre la fuerza de seguridad» y medidas profundas que involucren al pueblo en la lucha contra el narcotráfico.
«El pueblo debe organizarse y dejar de esperar soluciones desde arriba», expresó el precandidato y señaló que la seguridad presenta múltiples aristas y destacó la complejidad que enfrenta la fuerza de seguridad, principalmente en relación al narcotráfico. Según el precandidato, esta actividad ilícita está alimentando la ola de violencia que se observa en muchos barrios, y es algo que resulta evidente para los vecinos comunes. Haciendo referencia a la necesidad de abordar este problema, afirmó que debería existir un control popular sobre la fuerza de seguridad, con un mayor involucramiento del pueblo en el proceso. En sus propias palabras, expresó: «Tiene que haber un control popular de la fuerza de seguridad. Y, bueno, y y una medida profunda en ese sentido con el involucramiento al pueblo».
En relación a la corrupción y la impunidad, Delmonte mencionó la importancia de que la gente deje de depender exclusivamente de soluciones provenientes del gobierno. Haciendo referencia a su experiencia en el barrio de Los Pumitas, donde se lograron cambios significativos, enfatizó que cuando se supera un límite y el miedo queda en segundo plano, es posible generar transformaciones. El militante social criticó el discurso de impotencia transmitido por el Estado y destacó que, si bien existen complejidades a nivel judicial, político y económico, es necesario abordar la problemática de manera integral.
En cuanto a la cuestión social, el referente de la CCC puso énfasis en la situación de los jóvenes pobres de los barrios, que son quienes en su mayoría se ven involucrados en actividades delictivas. Expresó su preocupación por el hecho de que muchos de ellos terminan en prisión o mueren en un camino “oscuro”, en lugar de tener oportunidades para un futuro próspero. El precandidato planteó la necesidad de brindarles perspectivas de trabajo, educación y una ideología más colectiva que no promueva el individualismo. Así se preguntó: «¿Cómo podemos hacer para que ese juez tenga una perspectiva de futuro, con trabajo, con estudio, con otra ideología que no sea el individualismo que se impone desde arriba?». Además, remarcó el papel de las organizaciones comunitarias en la tarea de organizar a los jóvenes y promover la lucha por un cambio en el país y también son necesarias para abordar temas como vivienda, empleo y acceso a la educación.
Marcó la importancia de superar el miedo y la impotencia que transmiten las instituciones estatales, para luego señalar que el cambio ocurre cuando «se sobrepasa un límite y se generan movimientos sociales» que demandan un futuro mejor.
En relación a la problemática social, Delmonte resaltó el vínculo entre la pobreza y la delincuencia juvenil. Se preguntó cómo es que los jóvenes de los barrios más pobres se ven arrastrados hacia la violencia y el crimen y, en ese sentido, planteó la necesidad de “brindarles perspectivas de futuro a través del trabajo, la educación y una ideología colectiva que trascienda el individualismo impuesto desde arriba”.
En cuanto al trabajo, Eduardo Delmonte sostuvo que el sector privado no puede resolver el problema del desempleo por sí solo. Propuso la creación de «una empresa pública que genere empleo formal» y permita la construcción de viviendas populares. Destacó la importancia de “capacitar a las madres jefas de hogar”, proporcionar “guarderías para sus hijos” y garantizar oportunidades laborales para los jóvenes y aquellos que “han cometido errores y desean reintegrarse en la sociedad”.
El candidato apuntó a estas medidas como el cambio “radical para la situación en los barrios más vulnerables”. Sin embargo, lamentó la suspensión de programas de empleo por parte del gobierno nacional, lo cual afecta negativamente a la población y dificulta la disputa contra el narcotráfico desde las propias comunidades.
Delmonte criticó el enfoque del gobierno hacia los intereses de la Bolsa del Comercio y los grandes terratenientes, argumentando que “se debe priorizar la generación de trabajo genuino, salud y educación pública, y vivienda popular”. Señaló que actualmente «la política está al servicio del mercado y no de la gente» y que se necesita un cambio de paradigma.
«Queremos ser la piedra en el zapato de ese Senado que ha sido cómplice de los poderes», afirmó Delmonte. En el final, expresó su aspiración de ser una voz distinta que represente los intereses de todos los sectores populares de la sociedad, desde los desocupados hasta los trabajadores, comerciantes, maestros e intelectuales.