El cuatro veces premier y actual senador había sido dado de alta el 19 de mayo tras ser internado el 5 de abril por un cuadro respiratorio
El expremier italiano Silvio Berlusconi murió hoy a los 86 años, afectado por un cuadro de leucemia crónica por el que estaba internado en un hospital de Milán.
Berlusconi había sido ingresado en el centro médico de su ciudad natal el viernes último, tres semanas después de haber sido dado de alta tras una internación de 45 días a causa de una infección pulmonar provocada por el cuadro de leucemia crónica que padecía, informaron los diarios Repubblica y Corriere.
«El fin de una era», tituló Repubblica, mientras que Corriere aseguró que Berlusconi, que falleció en el hospital San Rafael de Milán a las 9.30 locales (4.30 de Argentina), «cambió la política e Italia».
El cuatro veces premier y actual senador había sido dado de alta el 19 de mayo tras ser internado el 5 de abril por un cuadro respiratorio que dejó en evidencia la leucemia por la que fue tratado con quimioterapia.
Controvertido desde sus orígenes como empresario de la construcción a comienzos de la década de 1970 a la vez que creador de la televisión italiana moderna, Berlusconi fue protagonista central de la política italiana en los últimos 35 años a través del partido de centroderecha que fundó en 1994, Forza Italia.
Tras haber encabezado cuatro períodos en el Ejecutivo (1994-1995; 2001-2005; 2005-2006 y 2008-2011), desde 2022 cumplía su mandato como senador tras haber sido antes eurodiputado tres años, donde fue el mayor de los 705 miembros del Parlamento continental.
«Hoy Italia llora junto a su familia», dijo el expremier (2014-2016) Matteo Renzi al despedirlo en redes sociales, mientras que el actual vicepremier Matteo Salvini lo definió como «un gran italiano»
«Comparto mi más sentido pésame por el fallecimiento de Silvio Berlusconi. Lo recuerdo como un dirigente político que, en su largo e intenso compromiso público, ejerció una gran influencia en la vida de nuestro país, con gran influencia no solo sobre las instituciones sino también la vida de todos los ciudadanos», lo despidió su histórico rival de centroizquierda Romano Prodi.
También desde la centroizquierda, la diputada y líder del Partido Democrático Elly Schlein transmitió su «cercanía a la familia».
«Una era termina con la muerte de Silvio Berlusconi. Todo nos ha dividido y nos separa de su visión política, pero queda el respeto que humanamente se le debe a quien fue protagonista en la historia de nuestro país. El más sentido pésame del Partido Democrático», agregó.
También en el PD, el expremier Enrico Letta sostuvo que «Berlusconi hizo la historia de nuestro país».
«Su fallecimiento marca uno de esos momentos en los que todos, cercanos o lejanos a sus elecciones, se sienten implicados», agregó el dirigente de centroizquierda.
La diputada Chiara Appendino, del siempre crítico de Berlusconi Movimiento Cinco Estrellas, consideró que el expremier «fue un motivo para meterse en política».
«Para mucha gente de mi generación, Silvio Berlusconi fue el motivo para meterse en política: a favor o en contra de él. Una figura de peso en cada campo en el que ha incursionado», planteó.
En el plano deportivo, el exdirector técnico del Milán multicampeón en fútbol que Berlusconi presidió en la década del 90, Arrigo Sacchi, consideró el dirigente como «generoso y brillante».
«Silvio Berlusconi era un hombre generoso y trató de cambiar este país difícil, formado por individualistas», agregó Sacchi.
Pionero entre los políticos populistas de todo el mundo que dieron el salto del fútbol a la política, Berlusconi comandó el club Milán de su ciudad natal desde 1986 y durante 31 años, en los que cosechó 29 títulos y una popularidad que fue uno de los dos pilares para el inicio de su carrera en cargos electivos antes de vender el 99.93% de la sociedad a un grupo chino en 2017 por más de 700 millones de dólares.
De vida convulsionada fuera de la política, el magnate estuvo casado en dos ocasiones: la primera con Carla dall’ Oglio, madre de Pier Silvio y Marina, y la segunda con la actriz Veronica Lario, con quien tuvo tres hijos, Bárbara, Eleonora y Luigi. Con Lario y con Francesca Pascale, una pareja posterior, estuvo involucrado en separaciones millonarias, con las que frecuentó las revistas del corazón.
Durante su paso por el poder, popularizó el término «Bunga Bunga», tras una serie de escuchas telefónicas en las que Berlusconi hablaba de sus supuestas proezas sexuales, que derivó en una banalización de las reuniones con menores y prostitutas por las que fue investigado.
En febrero, Berlusconi había sido absuelto en una causa que investigaba la supuesta compra de testigos en un caso conocido como «Ruby Ter», en el marco de los procesos en su contra por haber pagado por tener sexo con menores de edad en 2010, una de las derivaciones de las investigaciones por orgías en su residencia de la localidad de Arcore.
En el primer proceso, conocido como «Ruby», Berlusconi fue juzgado por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores, delitos por los que fue luego condenado a 7 años e inhabilitado, pero finalmente fue absuelto en 2015 por el Tribunal Supremo.
El segundo proceso, el «Ruby bis», derivó en las condenas por proxenetismo a tres personas cercanas a Berlusconi: el exdirector de Informativos Emilio Defe, el representante de artistas Lele Mora y la política y actriz Nicole Minetti. Berlusconi siempre se defendió hablando de «generosidad» a la hora de explicar los pagos a las personas involucradas.
Inscrito en la Logia masónica P2 desde 1978, en la carrera de Berlusconi no faltó ninguno de los estereotipos delictivos italianos, ni siquiera los vínculos con la mafia. Así, fue investigado en 1996 por la fiscalía de Palermo, Sicilia, por lavado de dinero y por sus vínculos con la Cosa Nostra, incluidos supuestos pagos semestrales por protección y otros negocios, y un abogado de su confianza, Marcello Dell’Utri, fue condenado a nueve años por asociación mafiosa.