Renzo Eduardo Chidichimo ingresó al comercio, se dirigió donde estaba Rocío Magalí González, sacó una pistola y le disparó 7 veces
Una joven de 25 años fue asesinada a balazos mientras trabajaba en un local de venta de alarmas y monitoreo de la ciudad bonaerense de Saladillo por un compañero al que había denunciado por acoso y maltrato, quien le disparó al menos siete veces y escapó, por lo que era intensamente buscado, informaron hoy fuentes policiales y judiciales.
El crimen ocurrió ayer, dos días antes de la conmemoración de los ocho años del «Ni Una Menos», en el local Carletti Servicios, una firma dedicada a la venta de sistemas de alarma y monitoreo de viviendas, ubicado en la calle Frocham 2832, de esa ciudad del suroeste de la provincia de Buenos Aires.
Según las fuentes consultadas por Télam, un joven empleado de la firma, identificado como Renzo Eduardo Chidichimo (25), llegó al local fuera de su horario laboral, cerca de las 14, y se dirigió directamente a un cuarto donde se realizan los monitoreos de las cámaras de seguridad.
Allí, trabajaba Rocío Magalí González (25) junto a otra empleada, precisaron los voceros.
Sin mediar palabra, Chidichimo desenfundó una pistola Bersa calibre 9 milímetros y disparó al menos siete veces en dirección a González, quien fue herida de gravedad.
Tras el ataque, el joven escapó, mientras que la víctima fue trasladada al sanatorio local, donde falleció a raíz de las heridas que le produjeron los disparos recibidos.
«Fueron segundos los que duró el ataque. Fue directamente a lograr su cometido», detalló un investigador consultado por esta agencia.
Voceros judiciales indicaron que la víctima había realizado una denuncia contra Chidichimo a fines del 2022 y otra en mayo de este año por maltratos, acoso laboral y violencia psicológica.
«Las denuncias fueron realizadas en la comisaría de la mujer pero fueron ante el fuero civil, no penal, por eso las actuaciones se derivaron a un Juzgado de Paz, que tomó medidas cautelares», explicó un vocero.
Una de las medidas adoptadas fue el cambio de horario de trabajo de Chidichimo, para evitar que se cruzaran en el local, y además voceros policiales indicaron que existía entre ambos un perímetro de restricción de acercamiento.
El femicidio es investigado por la fiscal Patricia Hortel, encargada de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada de Saladillo, quien dispuso que el cuerpo de González sea trasladado a la morgue judicial de la ciudad de La Plata para la realización de su autopsia.
La fiscal tiene previsto entrevistar en las próximas horas a la mujer que trabajaba junto a la víctima al momento del ataque y solicitó además que se revisen las cámaras de seguridad internas de la empresa.
«El hecho está resuelto, solo falta encontrar al acusado», precisó una fuente.
Los investigadores reconstruyeron que Chidichimo llegó y se fugó de la escena del crimen en una moto de 110 cilindrada, que luego abandonó en un campo a unos diez kilómetros y que desde allí, siguió la fuga a pie.
El joven era intensamente buscado hoy por agentes de la comisaría local y de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Plata y la SubDDI Brandsen, con la cooperación de las brigadas locales y del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de la policía bonaerense.
Con el fin de dar con el fugitivo, los pesquisas analizaban las cámaras de seguridad privadas y públicas y los accesos a las rutas, al tiempo que la fiscalía solicitó ayuda a la comunidad de Saladillo para que brinde información sobre el paradero del acusado.
Según uno de los investigadores, Chidichimo, quien vivía junto a su madre, «no hablaba con nadie, no tenía amigos ni estaba en pareja».
En tanto, González residía en Saladillo junto a su madre y tampoco estaba en pareja, añadieron las fuentes.
Ayer, integrantes de la organización feminista «Vivas nos queremos Saladillo», organizaron una marcha hasta la plaza 25 de Mayo en reclamo del esclarecimiento del femicidio y bajo las consignas «tocan a una y salimos todas» y «basta de violencia machista».
La agrupación llamó a realizar hoy un minuto de silencio a las 9, a las 16 y a las 20 en las diferentes instituciones de la ciudad.
«Porque estamos hartas…porque no queremos más muertas, por Rocío», indicaron en la convocatoria.
Este asesinato ocurrió en la misma ciudad donde hace nueve años se cometió el aún impune femicidio de la maestra jardinera Marisol Oyhanart (38), quien desapareció la tarde del 14 de abril de 2014 cuando salió a hacer ejercicios y su cadáver fue hallado la mañana siguiente entre pastizales, en un descampado ubicado a 20 metros del camino que ella solía tomar.
La autopsia estableció que la causa de la muerte fue «asfixia por compresión cervical» y el cuerpo presentaba fuertes golpes en el cráneo, la cara y otras partes que pudieron haberle generado un estado de inconsciencia previo al ahorcamiento.
Por el femicidio aprehendieron a un joven de 25 años, Jonathan Bianchi, que sin embargo nunca quedó formalmente detenido ni fue indagado por falta de pruebas.
En esa primera etapa, intervino la misma fiscal Hortel que ahora investiga el femicidio de González, pero la causa tuvo otros dos cambios de fiscal y más allá de una investigación paralela por presunto encubrimiento de siete policías, nunca se detuvo o imputó a nadie por el homicidio.
Más adelante se incorporaron también a la causa otros elementos que apuntan a la hipótesis de un crimen por encargo ordenado por un empresario que habría sido amante de la víctima, aunque para el Ministerio Público Fiscal las pruebas no son suficientes para imputar a este sospechoso.
(Línea 144: atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género. Por WhatsApp: +5491127716463)