El transtorno afecta a 1 de cada 167 personas adultas y 1 de cada 80 niños o niñas del país
La celiaquía en la adolescencia puede derivar en situaciones de discriminación, ansiedad o depresión por los cambios en la alimentación en una etapa donde es clave la sociabilidad, por lo que recomiendan acompañamiento familiar y que los restaurantes tengan opciones sin TACC en sus menúes, una exigencia que se estableció en la reciente reglamentación de la nueva Ley de Enfermedad Celíaca.
El trastorno afecta a una de cada 167 personas adultas y 1 de cada 80 niñas o niños del país, según datos del Ministerio de Salud, y la Organización de Naciones Unidas (ONU) fijó el 5 de mayo como Día Mundial de la celiaquía.
«La adolescencia es una etapa conflictiva en sí, más con una afección crónica que muchas veces causa un poco de angustia, por estar limitado o sentirse diferente, porque es una momento en que los chicos comienzan a salir con amigos, a comer afuera y esto puede causar ansiedad, estrés y muchas veces depresión», dijo a Télam la nutricionista Ruth Isabel Sánchez, del área de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas.
Una vez detectada la dolencia, resulta fundamental «el acompañamiento de la familia para que puedan disponer a mano de los alimentos libres de gluten y preguntar antes qué opciones hay en los restaurantes adónde se va a comer para poder llevar la vida diaria de esta etapa, de la mejor manera posible», añadió la especialista.
En ese sentido, Sánchez remarcó que el consumo de alimentos naturales como carne, verduras y frutas y la restricción de los productos industrializados «resulta una dieta muy saludable para todas las personas, por lo que se recomienda en general».
«Pero el asesoramiento en la preparación de las comidas, menúes sin gluten y el frisado de las comidas son muy importantes, además de la actividad física y dormir bien, que resultan saludables para todos», apuntó.
Fiorella Veltri, estudiante de 20 años de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), contó a Télam las dificultades para adaptarse a nuevos hábitos alimentarios que tuvo cuando le detectaron celiaquía a sus 11 años, y la soledad que vivió hasta que logró su adaptación plena.
«Durante mucho tiempo de mi vida me decían que era una enfermedad, pero es una condición y me costó mucho tiempo aceptar que iba a tener una dieta diferente; muchas veces me quedaba sin disfrutar de reuniones porque la gente no disponía de comida para mí», relató la joven.
Sobre su experiencia, Veltri comentó que «si bien hay muchas marcas que tienen cosas ricas y variadas, se trata de que la gente te acepte o piense en vos previo a armar un plan».
Y señaló que para su adaptación, resultó fundamental «el apoyo de mi mamá, que supo adaptar su cocina y los utensilios».
La joven, que presentó alergias y anemias durante muchos años y tuvo su diagnóstico de forma tardía, remarcó que en salidas espontáneas le sigue costando la adaptación. «Si bien hoy hay más variedad de productos, hay veces que no puedo resolver por lo caro que es o porque no hay menúes a mano en todos lados».
Su madre, Vanesa Insuarralde, contó a Télam que al detectarle la celiaquía primero a su hijo menor y luego a Fiorella, aprendió «a cocinar otras cosas y de otra forma; empecé a frizar comida y mi hija recurrió a la terapia para poder aceptar su condición y adaptarse a los cambios».
«Muchas veces se desinvitaba de algunas salidas porque no había muchas opciones de comida para ella, y con el tiempo, comenzó a juntarse con gente que sí se preocupaba por sus menúes», agregó.
En tanto, Moreno Martínez Daniell, de 15 años, a quien lo diagnosticaron celiaquía hace 12 meses, coincidió en que su mayor dificultad fue adaptarse a las salidas espontáneas «o comer en la calle».
«Salir con amigos es más complicado, tengo que tener prevista la comida o salir a comprarme algo y que eso a veces implique comer cosas no tan saludables, cocinar cosas básicas como arroz o no comer mucho en el colegio», dijo Moreno, que es alumno del colegio Carlos Pellegrini.
El adolescente remarcó que la ayuda de su familia y tener una buena posición económica le permitieron sostener «sin problemas» los hábitos en su comida sin TACC por el costo de algunos productos, y señaló que no afectó su sociabilidad.
«A mí no me afectó en lo social, me pude arreglar siempre aunque entiendo que a algunos los puede modificar», agregó Moreno, mientras su madre remarcó que «a veces no come en algunas circunstancias, quizás para no molestar con que le cocinen para él».
La afección de la celiaquía es una intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC), que afecta al intestino delgado de las personas con predisposición genética.
La condición puede aparecer en cualquier momento de la vida, desde que se incorpora gluten a la alimentación hasta la adultez avanzada y su consumo afecta la mucosa del intestino y disminuye la capacidad de absorber nutrientes.
También puede ocasionar síntomas muy diversos, como problemas digestivos, anemia, infertilidad, o incluso ser asintomática.
Para su detección, en principio, se requiere un análisis de sangre, en el que se incluye el anticuerpo Antitransglutaminasa IgA. Luego, el diagnóstico se confirma con una biopsia intestinal, que debe efectuarse siempre antes de iniciar el tratamiento.
La detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para evitar complicaciones secundarias a largo plazo.
El Gobierno nacional reglamentó el miércoles pasado la Ley de Enfermedad Celíaca que establece las pautas para la elaboración de un menú seguro, que debe ser obligatorio en restaurantes y diversas instituciones que brinden comidas y el rotulado sin TACC en medicamentos.
Además, en el Decreto 218/2023 se prevé la metodología para fijar el monto actual de cobertura de obras sociales y prepagas y se estableció la periodicidad con la que se realizarán las actualizaciones subsiguientes cada 6 meses.
El monto de cobertura pasará de $2.672 a $7.806,73 contemplando la canasta básica alimentaria (CBA), publicada por el Indec el 20 de abril de 2023.