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El Cadillal, en Tucumán, ofrece turismo aventura y acceso a completa infraestructura turística


A pocos kilómetros de la capital provincial, es el lugar ideal para la práctica de canotaje, windsurf, kitesurf y pesca

El dique Celestino Gelsi, en la villa turística El Cadillal del departamento tucumano de Tafí del Valle, se ha convertido en el lugar ideal para el disfrute del turismo aventura y la vida al aire libre, con un espejo de agua de 11 kilómetros de largo y 4 de ancho y una amplia infraestructura turística que lo rodea.

Enclavado en las Sierras de Medina, a pocos kilómetros de la capital provincial, El Cadillal es el lugar ideal para la práctica de canotaje, windsurf, kitesurf y pesca, pero además, por los distintos senderos y lugares que rodean el lago, se puede realizar mountain bike, canyoning o trekking.

La infraestructura turística del Dique ofrece también distintos servicios gastronómicos para todos los momentos del día y para todos los bolsillos y una impresionante aerosilla de 600 metros de recorrido que lleva a la cumbre de la Sierra de Medina, desde donde se observa la imponencia del embalse y la maravillosa vegetación de su entorno.

En ese contexto, cobran especial relevancia los trabajos encarados durante la pandemia por la provincia de Tucumán, a través de su Ente de Turismo, en los sectores aledaños al espejo de agua, con el objetivo de posicionar al Dique Celestino Gelsi como un centro turístico enmarcado en las serranías pobladas por la selva tucumana.

El objetivo del proyecto denominado Complejo Turístico Puerto Argentino fue la puesta en valor y revalorización de este importante sector de la Villa Turística de El Cadillal, mediante el ordenamiento del espacio, la conectividad de los diferentes niveles y la incorporación de actividades y paseos que permitan el disfrute del visitante.

Hacia el norte de la Capital provincial, y a medida que la Yunga comienza a espesarse, la sensación de bienestar que entrega el frondoso paisaje en todas las épocas del año, se hace presente.

Es en esta zona de la provincia, el visitante se topa con la majestuosidad del dique Celestino Gelsi, un amplio reservorio de agua rodeado por el verde paisaje tucumano.

Viajando hacia el norte, por la Ruta Nacional 9, luego de 20 kilómetros desde el centro de la ciudad, se accede a la Ruta Provincial 347, la que por 6 kilómetros más, nos permite llegar al embalse Celestino Gelsi, ubicado en El Cadillal.

La bondad del clima de la zona durante todo el año, un remanso de frescura y humedad que predominan en el ambiente acuático, atrae a turistas y locales ante la posibilidad de practicar una amplia variedad de deportes acuáticos, además de disfrutar en familia de paseos en lancha y catamarán.

El kayak, en distintos clubes náuticos de la zona, es una experiencia accesible para cualquiera que se anime a avanzar aguas adentro, con todas las medidas de seguridad disponibles para realizar la práctica sin riesgos, sin necesidad de una experiencia previa, y quienes dudan de sus fuerzas para el remo, pueden optar por navegar en un kayak doble, acompañados de un instructor.

Además de lo que son los deportes acuáticos, se puede recorrer en bicicleta -una práctica muy extendida en la provincia- los senderos verdes y boscosos; suspenderse entre las cascadas de los afluentes del dique; o caminar en búsqueda de las cimas de las montañas aledañas.

Además, se organizaron distintos espacios arquitectónicos como el Museo Arqueológico El Cadillal (MAC), una confitería, un amplísimo anfiteatro, terrazas con vistas panorámicas, locales comerciales, conectados entre sí por escaleras, puentes y pasarelas.

El moderno Museo Arqueológico El Cadillal (MAC), una obra generada en la reciente intervención arquitectónica del Complejo Turístico Puerto Argentino, ofrece un recorrido museológico por las distintas culturas que habitaron esta zona del país.

En 1965, con el llenado del embalse, comenzaron a «lavarse» las costas, lo que motivó las primeras excavaciones arqueológicas (1971/72) en algunos cementerios indígenas localizados en las márgenes del espejo de agua.

En la región confluyen múltiples evidencias de culturas prehispánicas, como la de San Francisco, Candelaria, Ciénaga y Santa María.

Las diferentes «culturas», conocidas hoy en el noroeste argentino, han sido clasificadas utilizando la cerámica como elemento distintivo, teniendo en cuenta los aspectos técnicos e iconográficos, los que no indican diferencias étnicas.

Las colecciones que se presentan en el MAC abarcan desde los primeros años de la era cristiana, 200 D.C., hasta unos años antes de la expansión inca en nuestra región, cerca del 1570.

Para culminar esta experiencia única para los visitantes, a sólo tres kilómetros del dique se accede a la Reserva Natural Aguas Chiquitas, que protege el ecosistema del Bosque de Transición, con especies animales y vegetales únicas, y enormes caídas de agua, con cascadas de hasta 40 metros de altura.

Para llegar hasta allí es necesario recorrer a pie esos tres kilómetros, siempre con la guía de prestadores habilitados.

La historia del Dique Celestino Gelsi tiene que ver con el abastecimiento de agua a la población de San Miguel de Tucumán, que fue la gran preocupación de los gobernantes de la provincia durante las últimas décadas del siglo XIX.

Eso hizo que el teniente Lucas Córdoba, quien asumió su segundo mandato como titular del ejecutivo, a fines de 1901, le encomendara a su gabinete impulsar el proyecto de embalse de los caudales del río Salí, en la zona denominada El Cadillal.

La iniciativa tuvo aceptación unánime en ambas cámaras y se dispuso la inversión de un millón de pesos para la ejecución de las obras, a través de la ley aprobada el 7 de diciembre de 1903.

Según lo establecido en el plan original, el desarrollo del dique tenía como objetivo garantizar el riego de un extremo al otro de la provincia, con la meta de asegurar mayores beneficios a los agricultores.

La represa tendría la capacidad para regar 100 mil hectáreas de forma permanente, extendiendo los beneficios a las zonas de Leales, Tafí Viejo y Burruyacu.

Ya en 1962 se retomó la construcción del Dique -culminando en 1965- y se edifican las primeras viviendas para alojar a los ingenieros a cargo de la obra, que finalmente dieron origen a la actual villa veraniega.

El embalse tiene una extensión de 11 kilómetros de largo, unos cuatro de ancho, y 67 metros de profundidad máxima, y su nombre oficial, Dique Celestino Gelsi, homenajea a un exgobernador tucumano e impulsor de su construcción.

La central hidroeléctrica no solo genera unos 14 MW de energía eléctrica, sino que además alimenta una planta potabilizadora que provee aproximadamente la mitad del agua potable que consume San Miguel y, aguas abajo, se complementa con un dique compensador que posibilita el riego de alrededor de 35.000 hectáreas.