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Ricardo Guibourg, Doctor Honoris Causa de la UNR


La UNR le entregó la máxima distinción por su trayectoria en el ámbito jurídico, sus aportes a la investigación científica y la actividad académica en la que demostró su compromiso con la enseñanza de la filosofía del derecho

El Dr. Ricardo Guibourg recibió el Título Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario en un acto celebrado en la Facultad de Derecho que estuvo presidido por el Rector Franco Bartolacci y el decano de esa casa de estudios Hernán Botta, padrino del homenajeado. La distinción fue transmitida por el canal de youtube UNRoficial.

“Es un privilegio incorporarlo al cuerpo docente por su destacada trayectoria académica y científica”, expresó el Decano Hernán Botta y agregó: “Considerado uno de los exponentes más importantes de la filosofía analítica en nuestro país, tenemos el privilegio de contar con sus enseñanzas en nuestras aulas”. Además resaltó sus construcciones conceptuales en materia de filosofía del derecho, su ciencia madre, así como otras áreas en las que se destacó.

Botta puso de relieve su idea de la desacralización del pensamiento jurídico y político y  “la importancia de transmitir al estudiante el amor por el pensamiento y su lema: clarificar  y desmitificar”.

El Dr. Juan Jose Bentolila leyó la laudatio en la que describió la trayectoria del homenajeado. Guibourg es Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, desarrolló simultáneamente dos actividades: la docente y la judicial. Fue Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Profesor Titular Emérito UBA, Investigador UBA categoría I, Director del Departamento de Filosofía del Derecho UBA.

Asimismo, fue presidente de la Asociación Argentina de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, de la Asociación Argentina de Teoría General de Sistemas y Cibernética y de la Asociación Argentina de Filosofía del Derecho. Director de la Maestría en Filosofía del Derecho UBA y Vicepresidente de la Sociedad Internacional de Filosofía del Derecho y Filosofía Social.

Recibió el Premio Konex 1996 y fue Jurado de los mismos en 2006. Publicó 15 libros y más de 200 artículos sobre filosofía del derecho, lógica, epistemología, ética, filosofía, derecho del trabajo, informática jurídica, teoría de sistemas, administración de justicia y enseñanza del derecho. Dio conferencias en América y Europa. Sus puntos de partida instrumentales son el análisis del lenguaje y la reconstrucción metodológica.

“Le doy la bienvenida, ya forma parte de la familia de la UNR desde hace mucho tiempo”, expresó el Rector Franco Bartolacci y agregó: “Las instituciones son en la medida de los hombres y mujeres que a lo largo de la historia le dan sentido”.

Afirmó que “las instituciones cuando reconocen a alguien no sólo ponen en evidencia la personalidad que quieren resaltar sino que están haciendo una declaración de principios y valores de sí misma. Nuestra Universidad hoy viene a poner en valor su testimonio de vida y en ese testimonio hay una manera de andar esa vida que nos conmueve y moviliza”.

“Gracias por esa trayectoria de excelencia, de compromiso institucional, de rigurosidad académica, gracias por el trabajo dedicado a lo largo de tu vida pero sobre todo por transmitir una manera de hacer y sentir el mundo que permita a nuevas generaciones hacerla propia para continuar la tarea”, expresó.

La revolución jurídica

“Es difícil describir la emoción de estar aquí entre tantos colegas y amigos agradeciendo la distinción que está otorgándome la UNR”, expresó el Dr.  Ricardo Guibourg y luego dio su conferencia magistral.

“Nuestro tema es la revolución jurídica”, dijo y agregó: “Cuando hablamos de revolución solemos pensar en gritos, pólvora, toma del poder y cambio de instituciones políticas y sociales. Pero no es ese el tipo de revolución a la que me refiero  sino a un cambio en los sistemas de pensamiento”

Afirmó que “las personas que hemos dedicado nuestra vida al derecho queremos verlo justo, eficaz, respetado y sobre todo conocido mediante algo que aún con imperfecciones pueda llamarse ciencia del derecho. La obtención de este objetivo es difícil pero no es imposible generar en el campo jurídico una especie de revolución comparable a la que Galileo y Copérnico desencadenaron en el ámbito de  las ciencias empíricas.”

“Podemos inspirarnos en las bases mismas de la revolución copernicana que consistieron en relativizar el valor de las tradiciones, de la autoridad de los sabios antiguos para fundar su actividad y su conocimiento en el manejo de conceptos empíricos, objetivos, claramente definibles y ajustados a lo que cualquier persona pueda verificar por sí misma”, propuso.

En este sentido instó: “Lo primero que tendríamos que hacer es revisar el lenguaje para distinguir lo descriptivo de lo valorativo. Del mismo modo es preciso desechar de plano los pretendidos métodos que nos llevan a llamar verdades a nuestros deseos, sobre todo a los más intensos deseos”.

“Una ciencia del derecho tiene que encontrar un objeto susceptible de ser descripto objetivamente y nuestras emociones, que corresponden a la política y  son sin duda importantes,  separarlas de la ciencia. Este fue  el gran merito de la revolución copernicana”, afirmó.

Consideró que “si fuéramos capaces de  iniciar la revolución jurídica de la que estamos hablando contribuiríamos a constituir un conocimiento científico del derecho, a promover la claridad y la eficacia de las leyes, a liderar el sistema judicial de una gran parte de los procesos generados por la incertidumbre y en general a restablecer el respeto público del orden jurídico y de los funcionarios que lo crean y lo aplican”.

“Este será un excelente campo para que sigamos, mientras tanto, luchando por los contenidos que consideremos justos. Pero a falta de una objetividad digna de ese nombre, conseguir  la justicia no puede ser el propósito de una ciencia sino de nuestro pensamiento moral y político. Y ese discurso por el momento sigue dependiendo de nuestros deseos antes que del ejercicio de un método confiable”, dijo.

“Me atrevo hoy a proponer que proyectemos e impulsemos una revolución en derecho no sólo para promover más justicia como venimos haciendo desde hace tiempo, sino para hacerlo más racional y para liberarlo de las fantasías y las supersticiones que durante tantos siglos han convertido a las leyes en un campo de batalla antes que un instrumento práctico y pacífico para la convivencia humana. Inspirémonos en el ejemplo de Galileo y hagamos del siglo XXI el renacimiento de la ciencia jurídica”, enfatizó.