Al humorista le impusieron una restricción de acercamiento y lo embargaron por un millón de pesos
El humorista Juan «Cacho» Garay fue liberado esta tarde luego de haber sido detenido en una comisaría de la ciudad mendocina de Luján de Cuyo en torno a una causa en la que su esposa lo denunció por violencia de género.
La Justicia de Mendoza, además, le dictó una exclusión del hogar y un embargo por un millón de pesos, tras acusarlo de hechos violentos en el seno del hogar y tenencia ilegal de armas de fuego, indicaron medios locales.
Ese último aspecto de la imputación se relaciona con las cinco armas de fuego que se secuestraron durante un allanamiento a su domicilio, de la misma localidad.
La esposa del humorista, Verónica Bracamonte, lo denunció, en primera instancia, por un episodio de violencia ocurrido en un hotel de la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz el último fin de semana.
En las últimas horas se conocieron pericias psicológicas a la mujer en las que se reveló que «se encuentra con conciencia lúcida, vigil, orientada en tiempo y espacio”, de acuerdo con el informe que trascendió a la prensa.
No obstante se remarca que Garay “le ha impuesto conductas a la examinada que han tenido el efecto de provocar restricción de sus espacios de libertad y de la participación social”, según el informe.
Por otro lado, el abogado de la mujer aseguró que durante 13 años de pareja con Garay sufrió episodios de «violencia física, económica y sexual».
El letrado indicó además que Bracamonte, tras el último episodio, tuvo que pedir asilo en un refugio para mujeres víctimas de hechos violentos, ya que Garay le impidió volver a la vivienda que compartían.
«Estoy asistida por muchas personas que están capacitadas en casos de violencia de género. No estoy bien, y es un proceso esto, pero voy a hablar, quiero hablar para que se sepa la verdad», sostuvo la denunciante.
Garay, de 68 años, antes de ser aprehendido, aseguró en su cuenta oficial de Facebook que es inocente y agradeció a sus fanáticos: «Gracias a los miles de mensajes de apoyo, y gracias a Dios porque mi verdad me mantiene la conciencia cristalina».
En la imagen con la que acompañó el posteo incluyó una frase que se le atribuye al pintor español Salvador Dalí: «Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí, aunque confieso que me gusta que hablen mal, porque eso significa que las cosas me van muy bien. De los mediocres no habla nadie, y cuando lo hacen solo se dicen maravillas».