El músico rosarino se presenta el jueves en Ciudad Cultural Konex con el recital “Saldos y Novedades”
Por Sergio Arboleya – Télam
El músico Jorge Fandermole, uno de los más influyentes compositores desde los tiempos de la Trova Rosarina, regresa a la escena porteña para presentar el jueves en Ciudad Cultural Konex el recital “Saldos y Novedades”, donde combinando obra conocida, canciones nuevas y textos de diverso carácter apuesta de nuevo a que “los lenguajes de alguna forma transformen la realidad”.
“En realidad -reflexiona el artista- creo que lo que transforma es la claridad, o el conocimiento, o el hecho de que aparezca algún dato como revelación de algo que uno supone o sobre una duda que uno tiene o sobre una cierta negrura que uno anda atravesando”.
Desde las afueras de Rosario, Fandermole abunda en charla telefónica con Télam que frente a esas situaciones inquietantes “de repente aparece un buen libro, una buena película o una buena canción como cosas que resuenan particularmente y que hacen que uno tenga un motivo que transforme. Y yo confío en que el arte, pero no solamente el arte, pueda producir eso”.
“Personalmente casi te diría que las más próximas sensaciones estéticas que he tenido han llegado por el lado de la ciencia, así que yo confío en que si hay una voluntad crítica, las herramientas están siempre disponibles”, postula quien en 2019 recibió el Gran Premio a la Trayectoria Artística que otorga el Fondo Nacional de las Artes.
Con ese horizonte rigiendo sus pasos artísticos y ciudadanos, el autor de piezas de enorme impacto como “Canción del pinar”, “Oración del remanso” o “Canto versos”, por citar unas pocas de las que registró en sus siete álbumes como solista, volverá a la Ciudad de Buenos Aires para el jueves desde las 20 mostrar su presente expresivo.
“En ‘Saldos y novedades’, además de canciones sobrevivientes y nuevas composiciones, desde el año pasado decidí incorporar textos, algunos narrativos y otros poéticos como una manera de mostrar parte del material nuevo desde otra perspectiva”, avisa el guitarrista, poeta y cantante nacido el 15 de enero de 1956 en Pueblo Andino.
—¿Por qué sentís que necesitás también los textos para ambientar un poco lo que querés contar y cantar?
—En general se me hace que las canciones en sí mismas no necesitan ser explicadas pero en algunas circunstancias apelo a textos como cuestiones adyacentes y complementarias que tiene uno en la sensibilidad y que están en todo caso asociadas con esas ideas que dieron lugar o que están vinculadas a la cosa que uno canta, cantó o está por cantar. Me parece que uno está siempre sometido a atenciones críticas y lo que intento hacer es darle rienda más suelta a esas cuestiones, a esa problemática, a esas cosas que a uno le dan vueltas en la cabeza o en el corazón en momentos donde hay mil versiones de una realidad cambiante y uno mismo tiene visiones diferentes de la propia visión, por lo que me parece que esos textos ayudan un poco un poco a extender el panorama crítico que nos atraviesa.
—¿Y a esa potencia no la ves como una potestad exclusiva del arte?
—Me parece que esos aportes vienen también desde la divulgación científica o desde el conocimiento de cualquiera de los elementos del mundo que te lleguen desde cualquier disciplina. Hace poco leía, no recuerdo el autor ahora, que hablando de ciencia y hablando de física, de biología y de cómo aparecen novedades en esos ámbitos académicos que con el tiempo ampliarán el panorama que los hombres tenemos sobre el mundo, eso también aumenta la posibilidad de que haya poesía.
—Si bien no estás ciertamente atado a la cadena de producción que implica ir sacando discos cada determinada cantidad de tiempo, es cierto que ha pasado un lapso considerable desde tu disco doble “Fander”, de 2014, ¿tal vez con este con este repertorio de canciones y textos estás imaginando el cuerpo de un de un nuevo material a publicar?
—Más que un tiempo considerable, ha pasado un tiempo suicida desde el último disco y por supuesto estoy pensando en dar forma a un nuevo material peor tengo dudas acerca de cómo son estos soportes nuevos, de cómo mostrar lo nuevo ahora. Pero soy consciente de esa necesidad y tengo mi voluntad y mi energía puesta en eso.
—No pocas veces te referiste al abordaje sobre la situación de violencia que se vive en Rosario ¿cómo estás vivenciando ahora ese escenario?
—Lo vivo de manera particularmente dolorosa porque hay víctimas inocentes en el medio, pero también me pregunto cuánto de eso está exaltado por el tiempo político tan agresivo que estamos sufriendo porque no creo que únicamente la de Rosario sea una situación extrema. Por otro lado la lupa está puesta allí de un modo que, por ejemplo, no estuvo puesta en la quema de las islas y en la necesidad de una Ley de Humedales. Existe una especie de estrategia del ocultamiento permanente a partir de la generación de novedades periodísticas que tapen rápidamente la información principal que es algo que implica una práctica de violencia terrible y sofisticada que estamos digiriendo y metabolizando todos los días de nuestra vida.