Por Diego Añaños
Por Diego Añaños
Los argentinos solemos tener una visión marcadamente parroquial, y esto vale tanto para la política como para la economía. Nuestros análisis parten normalmente de una premisa que, por oculta o tácita, no deja de ser menos verdadera. A ver, es poco habitual que dentro de nuestros análisis aparezca la variable internacional, como si pensáramos que lo que ocurre en el mundo no nos determina. Claro, cualquiera negaría la acusación y aseveraría públicamente la importancia de incorporar el contexto global, pero en la práctica lo obvian. Hoy el mundo se ha complicado. La guerra se extendió, las principales economías del mundo no logran recuperarse al ritmo esperado, la inflación golpea y, como suele ocurrir en momentos como este, cada cual atiende su juego. Los países se cierran y tratan de buscar soluciones a sus propios problemas. Necesitamos entender ese mundo para pensar el país.
Hacia fines del año pasado, los datos positivos de la inflación de los EEUU generaron una ola de moderado optimismo. La decisión de la Reserva Federal de moderar levemente los aumentos de la tasa de interés envió una señal positiva a los mercados que, sintieron por primera vez en mucho tiempo una sensación de alivio. Sin embargo, la inflación sigue resistiendo y no parece encauzarse en una senda clara de descenso. En ese sentido, el presidente de la FED, Jerome Powell, aseguró que, si los datos disponibles indican la necesidad de endurecer la política monetaria, no dudará en hacerlo. En resumen, desde el Banco Central norteamericano no descartan acelerar el ritmo de las subidas de las tasas de interés de referencia. Si esto fuera así, las consecuencias sobre la economía global serían muy negativas. Probablemente habrá que ajustar a la baja las expectativas de crecimiento mundial, a la vez que produciría una profundización de la reversión de los flujos globales de capitales y un fortalecimiento del dólar.
No serían buenas noticias para la Argentina. Uno supone que las últimas movidas de Sergio Massa tienen que ver con la necesidad de blindar el frente externo ante un endurecimiento de las condiciones económico-financieras internacionales en los próximos años. De ahí la lucha por el reconocimiento de los perjuicios de la guerra de Ucrania en la meta de acumulación de reservas, el debate planteado ante el Banco de Desarrollo de América Latina acerca del papel de los países productores de hidrocarburos, la presión para la puesta en marcha del Fondo de Resiliencia del FMI, y la discusión de las sobretasas dentro del organismo (esta última pelea, perdida definitivamente a comienzos de la semana que pasó)
La buena noticia llega precisamente del Bando de Desarrollo, tradicionalmente conocida como Corporación Andina de Fomento. En el marco de la Asamblea del organismo que se realizó en Chile, Sergio Massa se trajo un crédito de U$S840 millones cuyo destino será financiar las obras complementarias del gasoducto Néstor Kirchner. El ministro destacó la importancia estratégica de la obra, no sólo para la Argentina, sino también para el fortalecimiento de la matriz energética de la región. La obra, que permitirá transportar el producido de Vaca Muerta, es de vital importancia para nuestro país, ya que permitirá un ahorro de alrededor de U$S2.200 millones por año. A veces los números confunden, pero el director del CEPA, Hernán Letcher, simplificó las cosas cuando sostuvo: “Vaca muerta son dos complejos sojeros sumados”, para luego cerrar diciendo en declaraciones a Télam: “el gasoducto le dará a la Argentina la posibilidad de transformar su matriz económica, dado que en sucesivas etapas le permitirá un acceso a dólares que hoy no tiene”.
Para ir cerrando. En la serie Desde adentro, Stanley Tucci construye un maravilloso personaje. Jefferson Grief, tal es el nombre en la ficción, es un condenado a muerte que trata de resolver casos desde la prisión, haciendo gala de una enorme percepción. Los diálogos son atrapantes, y las actuaciones deliciosas, recomiendo que la tengan en cuenta para algún fin de semana, ya que son sólo 4 episodios. Durante una conversación con una periodista que viene a consultarlo sobre un caso de desaparición de una mujer, Grief sugiere un cambio de perspectiva en el análisis de los hechos. Dice algo así como que siempre tendemos a analizar lo que se ve, lo que está presente, pero que olvidamos aquello que no está. Y lo no presente, muchas veces es muy importante. Una de las características de esa incipiente campaña electoral es que el debate económico no está presente. A ver, surgen discusiones y cruces sobre cuestiones puntuales, como citábamos el martes pasado con relación al debate sobre el peligro, o no, que representan los pasivos remunerados del Banco Central. Sin embargo, los candidatos no se refieren al tema de modo directo. Esto se hace particularmente notable en la oposición, porque ya tiene a los aspirantes al sillón de Rivadavia lanzados en la carrera. Es verdad que uno puede suponer algunas cosas, en función del perfil neo conservador de los candidatos, pero evidentemente prefieren callar, y el periodismo en general parece hacer la vista gorda. Yo me pregunto entonces: tendrán algo que ocultar?