Las restantes jurisdicciones, entre ellas Santa Fe, no llegarán a la cantidad que se había acordado en el Consejo Federal de Educación
Solo cinco provincias y la Ciudad de Buenos Aires planificaron para este 2023 un total de 190 días de clase para las escuelas primarias, tal como se había acordado en el Consejo Federal de Educación (CFE).
Se trata de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Misiones y Neuquén (con 190 días cada una), y la Ciudad de Buenos Aires (con 192 días); mientras que en las otras 18 provincias no se cumplirá con el compromiso asumido por el CFE para recuperar los aprendizajes perdidos por la interrupción de clases presenciales durante la pandemia.
Los datos surgen del informe «Calendarios escolares 2023», realizado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, que tiene en cuenta los días de clase programados oficialmente por los ministerios provinciales, no su cumplimiento efectivo.
Es decir, se aclara en el informe cuyos autores son Gustavo Zorzoli, educador y ex rector del Colegio Nacional Buenos Aires, Martín Nistal y Eugenia Orlicki, del Observatorio de Argentinos por la Educación, que una provincia prevea más días teóricos que otra no implica necesariamente que vaya a tener más días efectivos de clase.
Las cifras del informe surgen de contabilizar la cantidad de días de clase previstos de acuerdo al inicio y finalización del ciclo lectivo en cada provincia.
De este total se restaron los feriados nacionales y provinciales, el receso invernal y, en un segundo escenario, las jornadas pedagógicas (excepto cuando se aclara que las clases se desarrollan normalmente).
«Contar con información sobre los días de clase reales y las horas de clase efectivas, permitiría analizar con mucha mayor precisión el tiempo de clase en el país, y seguramente valorar mejor avances recientes», sostienen desde Argentinos por la Educación.
En tanto, Gustavo Zorzoli, coautor del informe, sostuvo: «Al analizar la evolución de los calendarios escolares en los últimos años, se observa un creciente cumplimiento de la ley 25.864, que establece un piso de 180 días de clase efectivos, y también un intento de alcanzar los 190 días acordados recientemente por el CFE. Sin embargo, los feriados nacionales, provinciales e incluso municipales, las jornadas institucionales, los problemas de infraestructura y los paros docentes -muchas veces no contabilizados y difíciles de determinar en el acceso público de esa información- atentan contra el cumplimiento efectivo de este propósito».
Y Flavio Buccino, docente y especialista en gestión educativa, agregó: «La extensión del tiempo escolar juega a favor de multiplicar las oportunidades de aprendizaje, y que los chicos y jóvenes (sobre todo los de mayor vulnerabilidad) tengan mayor contención dentro de las instituciones escolares. Pero de ninguna manera es garantía de mayor aprendizaje o mejora en la trayectoria escolar. Por lo tanto, debe ser tiempo enriquecido por la calidad y la propuesta educativa. Más de lo mismo no tiene ningún sentido».
Otro de los datos que surge del relevamiento es que en 2023, los estudiantes argentinos de primaria tendrán un promedio de 185 días de clase, según surge de los calendarios escolares planificados por las provincias, teniendo en cuenta los días de vacaciones, los feriados nacionales y provinciales y las jornadas institucionales.
Ese promedio es superior al de años previos: en 2022 se planificó un promedio de 184 días de clase, mientras que en 2021 fueron 180 y en 2020 fueron 178 (por debajo de lo establecido por ley).
Durante el 2022 el Ministerio de Educación de la Nación anunció la política de sumar una hora de clase en las escuelas primarias, y, según información oficial, 22 jurisdicciones ya firmaron el convenio con la cartera nacional para que escuelas estatales de jornada simple pasen a dictar 25 horas semanales.
Una hora más de clase por día equivale a 25% más de tiempo escolar al año para los estudiantes de las escuelas que extiendan su jornada.
«Lo cierto es que 180 o 190 días suponen, en la mayoría de los casos, apenas una declaración de buenas intenciones, porque en la práctica no se verifican. El calendario por sí mismo no es la herramienta que garantiza el logro de los aprendizajes. Para esto, además de cumplir con un calendario extenso, deberíamos hacer foco en la cantidad de horas que pasan realmente los alumnos en la escuela. Mientras que los sectores medios y altos tienen jornadas de 8 horas, la enorme mayoría apenas llega a la mitad», reflexiona María Cristina Gómez, directora de la Red de Educadores Innovadores.