A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona
La cantidad de muertos por el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el lunes a Turquía y Siria supera las 11.700 personas y los heridos ascienden a 57.000, según el nuevo balance difundido hoy, mientras los equipos de rescate seguían buscando sobrevivientes en medio del frío y la devastación.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien visitó la ciudad de Kahramanmaras, epicentro del sismo, anunció que el número de víctimas fatales en su país alcanzó las 9.057 personas, mientras que en Siria 2.662 cuerpos fueron recuperados de los escombros.
Durante la recorrida, Erdogan anunció que cada familia damnificada por los terremotos registrados «recibirá 10.000 liras turcas (cerca de 500 euros)» y confirmó que se lanzarán «operaciones masivas de vivienda» en las diez provincias afectadas, consignó la agencia de noticias DPA.
Según el presidente turco, 52.000 personas resultaron heridas, en tanto que los socorristas y las autoridades sirias mencionaron 5.000 heridos en su país, informó la agencia AFP.
El mandatario, además, indicó que 6.444 edificios quedaron destruidos y que movilizaron «todos los medios», y aseguró que los trabajos de búsqueda y rescate no finalizarán «hasta que no quede nadie bajo los escombros».
La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), dependiente del Ministerio del Interior turco, señaló que «después del primer terremoto se han registrado otros 648, siendo el de mayor magnitud uno de 7,6 con epicentro en Elbistan», antes de confirmar que en las zonas afectadas se encuentran desplegados más de 96.000 agentes, trabajadores de organizaciones no gubernamentales, equipos de búsqueda y rescate y voluntarios.
El Gobierno turco creó un Centro de Gestión de Crisis en el Ministerio de Defensa para «enfrentar este gran desastre», con el fin de transportar al personal y el equipo de rescate desde Estambul, Ankara y Esmirna a través de un puente de ayuda aérea, indicó la agencia Europa Press.
«Hemos tenido dificultades al principio con los aeropuertos y en las carreteras, pero hoy estamos mejor y mañana estaremos mejor», afirmó el jefe del Estado turco, ante las críticas y el enojo por la lentitud de la ayuda suministrada a los damnificados.
A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona.
El mandatario turco reconoció las «deficiencias» en la respuesta al terremoto y dijo que «es imposible estar preparado para una catástrofe así».
El papa Francisco instó a la comunidad internacional a auxiliar a los afectados por el devastador sismo: «Agradezco a quienes se están esforzando para llevar ayuda y ánimo a todos a la solidaridad con estos territorios, ya martirizados por una larga guerra», dijo en la Audiencia General que encabezó esta mañana en el Vaticano.
Los socorristas luchan contra el reloj para encontrar sobrevivientes tras el terremoto.
Por su parte, el ministro de Interior de Turquía advirtió que las próximas 48 horas serían «cruciales» para encontrar sobrevivientes del sismo, el peor vivido en el país desde 1999, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.
Ayer, en la localidad siria de Jindires, los socorristas rescataron a una niña recién nacida entre los escombros, que aún permanecía unida por el cordón umbilical a su madre, fallecida como el resto de miembros de su familia.
Sin embargo, el rescate llegó tarde para Irmak, una adolescente de 15 años. En silencio, su padre Mesur Hancer sostenía la mano inerte de la chica atrapada en los restos de una pared, en Kahramanmaras.
En total, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 23 millones de personas quedaron «expuestas» a las consecuencias del terremoto, «incluyendo cinco millones de personas vulnerables».
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.
Ayer, comenzaron a llegar los primeros equipos de rescate extranjeros. Erdogan, que decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en diez provincias, indicó que 45 países ofrecieron ayuda, entre ellos Argentina.
Según informó la Cancillería argentina, la Agencia Argentina de Cooperación Internacional y Asistencia Humanitaria-Cascos Blancos (ACIAH) ofreció asistencia humanitaria de la Argentina para la población afectada por el terremoto en Turquía y Siria.
Por su parte, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, autorizó la ayuda humanitaria a Turquía con un equipo de búsqueda y rescate urbano integrado por 22 especialistas del Cuerpo de Bomberos de la Policía Militar del Estado de Sao Paulo, según informó en un comunicado.
El apoyo brasileño alcanzará los 10 millones de reales y contará con el apoyo de miembros del Cuerpo de Bomberos Militares de los estados de Minas Gerais y Espírito Santo, en tanto la tripulación viajará a Ankara a bordo de un avión carguero KC-390, también de la Fuerza Aérea Brasileña.
En tanto, la Unión Europea movilizó 1.185 socorristas y 79 perros de rastreo para Turquía y trabaja con sus socios humanitarios en Siria para financiar operaciones de asistencia.
Un equipo británico de 77 especialistas en búsqueda y rescate, cuatro perros de búsqueda, equipo de rescate y personal médico de emergencia llegó a Gaziantep, en el sudeste de Turquía, para unirse a los socorristas, anunció hoy el Gobierno británico.
Estarán utilizando equipos de búsqueda especializados que incluyen dispositivos de escucha sísmica; equipos de corte y rotura de hormigón; y herramientas de apuntalamiento.
Según el gobierno británico, estos equipos permitirán que el equipo se abra camino en los edificios y localice rápidamente a los sobrevivientes entre los escombros.
En el noroeste de Siria, los Cascos Blancos financiados por el Reino Unido continúan llevando a cabo una importante respuesta de búsqueda y rescate y movilizaron todos sus recursos para responder a las necesidades emergentes.
En tanto, Estados Unidos prevé la llegada de dos equipos de socorristas este miércoles a Turquía y trabaja también con ONGs locales en Siria para socorrer a las víctimas.
El secretario de Estado, Antony Blinken, insistió que «estos fondos irán a todo el pueblo sirio, no al régimen» de Damasco dirigido por Bashar al Asad, cuyos llamados de ayuda solo recibieron respuesta por ahora de su aliado Rusia, indicó AFP.
Por su parte, Al Asad solicitó formalmente este miércoles «ayuda de emergencia a la Unión Europea» y la activación del Mecanismo de Protección Civil europeo, confirmó el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, en rueda de prensa desde Bruselas, y pidió a los Estados miembros que «atiendan la petición de Damasco».
El responsable de operaciones de la Agencia Estadounidense de Ayuda al Desarrollo (USAID), Stephen Allen, dijo desde Ankara que todo su «apoyo humanitario se dirige ahora mismo al noroeste de Siria».
Israel, por su parte, envió equipos de rescate y emergencia a Turquía.
Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) solicitaron que Bab Al Hawa, el único paso humanitario entre Turquía y el noroeste de Siria, continúe abierto y que haya «más puntos de acceso para que la ayuda humanitaria ingrese al noroeste de Siria» ante el riesgo de que se produzca un «cuello de botella» que impida el flujo de ayuda.
Los equipos de MSF atendieron a más de 200 personas en las primeras horas y colocaron una clínica móvil en el centro de recepción de Kelly, en la gobernación de Idlib, informaron a través de un comunicado.
También ofrecieron apoyo a las ambulancias para facilitar el traslado de pacientes que necesitan asistencia urgente mientras quienes atienden heridos en el noroeste de Siria, denunciaron falta de combustible, electricidad, agua y las medidas sanitarias adecuadas.