El temblor de 7,8 grados derrumbó departamentos y hay miles de heridos. Ocurrió el domingo por la noche y hubo réplicas este lunes
Más de 2.300 personas murieron y más de 10 mil resultaron heridas como consecuencia de un sismo de magnitud 7,8 que sacudió esta madrugada el sureste de Turquía y el norte Siria, donde por el momento no se registraron heridos argentinos residentes en estos países, según los informes oficiales.
La comunidad internacional envió sus condolencias por las víctimas, entre ellos el Gobierno argentino que expresó su «solidaridad» a través del presidente Alberto Fernández, en tanto el papa Francisco ofreció «sentidas oraciones» por los miles de muertos y heridos.
La Unión Europea y el presidente ruso, Vladimir Putin, manifestaron su disposición a mandar ayudar a la zona del desastre, mientras el primer mandatario estadounidense, Joe Biden, se mostró «profundamente entristecido» por el devastador terremoto.
Además, la Asamblea General de la ONU guardó un minuto de silencio por las víctimas.
Según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía, el terremoto dejó en ese país al menos 1.498 muertos y unos 8.533 heridos y provocó el derrumbe de unos 2.834 edificios, lo que hace temer «un número aún mayor de víctimas», según consignó la agencia de noticias AFP.
En la lista de personas que quedaron bajo los escombros en territorio turco se encuentra el futbolista Christian Atsu, mediocampista de Hatayspor de la Superliga de Turquía y de la selección de Ghana, según indicaron medios locales.
El cónsul argentino en Estambul, Diego Álvarez Rivera, afirmó a Télam Radio que por el momento no se registró ningún residente argentino víctima del sismo en Turquía y que todos los contactados del listado del Consulado «manifestaron estar en perfecto estado».
En la vecina Siria, en tanto, el potente terremoto causó al menos 810 muertos y más de 2.280 heridos, entre zonas bajo control del gobierno y las que están en mano de los rebeldes.
El Ministerio de Salud sirio informó de 430 personas muertas y 1.315 heridos en las zonas bajo control del gobierno en este país en guerra, mientras que los Cascos Blancos, que operan en las partes en manos de los rebeldes y fueron quienes se movilizaron en esas zonas, indicaron que hubo al menos 380 muertos y más de 1.000 heridos en esos sectores.
Los Cascos Blancos aseguraron que el número podría aumentar ya que «cientos de familias están bajo los escombros» y advirtieron que sus equipos sufrían «grandes dificultades» y necesitaban «material de rescate».
Los Cascos Blancos dijeron que la situación era «catastrófica» y llamaron a las organizaciones humanitarias internacionales a «intervenir rápidamente» para ayudar a la población local.
Hubo derrumbes de viviendas en varias ciudades, entre ellas Alepo (norte), segunda urbe de Siria, además de Hama (centro) y en Lataquia y Tartus, en la costa mediterránea.
La ciudadela de Alepo y otros sitios arqueológicos de Siria quedaron dañados tras el sismo: «Partes del molino otomano del interior de la ciudadela de Alepo se derrumbaron, y partes de los muros defensivos del noreste se agrietaron y se partieron», indicó la Dirección general de las antigüedades y de los museos, en un comunicado.
El temblor se sintió a las 4.17 (23.17 hora argentina) y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El epicentro se situó en el distrito de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, a unos 60 kilómetros de la frontera siria.
El movimiento telúrico se sintió también en el Líbano y Chipre y a su vez en Dinamarca y Groenlandia donde los temblores «fueron claramente registrados por los sismógrafos» de estos países, indicó la AFP.
Las ondas del sismo «llegaron al sismógrafo de la isla danesa de Bornholm (en el mar Báltico) unos cinco minutos después del inicio del temblor» y unos ocho minutos después la onda «llegó a la costa este de Groenlandia, propagándose por todo el territorio», aseguró la sismóloga Tine Larsen.
«Registramos dos sismos y varias réplicas en Dinamarca y en Groenlandia», señaló la experta.
Es muy probable que el balance se agrave rápidamente, teniendo en cuenta el número de edificios derrumbados en las ciudades más afectadas, como Adana, Gaziantep, Sanliurfa y Diayarbakir, en el sureste de Turquía.
Debido a la hora en que ocurrió el sismo, de madrugada, la mayoría de las personas estaban durmiendo en sus casas.
«Es una zona sísmica, así que estoy acostumbrada a las sacudidas», declaró la reportera Melisa Salman, que vive en Kahramanmaras, epicentro del sismo, a unos 60 km de la frontera siria.
«Pero es la primera vez que vivimos algo así», dijo a AFP esta joven de 23 años. «Pensamos que era el apocalipsis».
Otra de las sobrevivientes narró: «Mi hermana y sus tres hijos están bajo los escombros. También su marido, su suegro y su suegra. Siete miembros de nuestra familia están bajo los escombros», explicó a la AFP Muhittin Orakci, mientras presenciaba las operaciones de rescate delante de un edificio en ruinas en Diyarbakir.
«Su hermana sigue bajo los escombros», dijo una mujer señalando a otra víctima desconsolada en la misma localidad.
Por seguridad, se cortó el gas en toda la zona, por las réplicas y por temores a que se produjeran explosiones.
Este sismo es el más importante en Turquía desde el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul.