Se requiere llevar a cabo un profundo trabajo en investigación y, además, introducir medidas de relieve para favorecer prácticas mucho menos contaminantes por parte de la población
El cambio climático es una obviedad. Con el paso del tiempo, las temperaturas son más altas y problemas como la desertización de los ecosistemas o la presencia de hechos adversos relacionados con la climatología no hacen más que complicar la situación. A ello hay que sumar, sin duda alguna, la huella del ser humano, ya que ha sido una de las causantes de la aceleración de un proceso que es, sin entrar en una discusión, un fenómeno natural. Sea como fuere, ¿cómo cambiará el panorama a lo largo de los próximos años?
Veamos, por tanto, cuáles son las especies que se verán más afectadas por la problemática actual y potencial, por qué nos encontramos en uno de los escenarios más desastrosos de las últimas décadas y, por supuesto, hasta qué punto se puede revertir la situación en un futuro. El horizonte temporal que se ha fijado es 2050, pero lo cierto es que ya estamos llegando muy tarde para parar lo que hemos ido construyendo durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI.
Para 2100 habrá desaparecido más de un cuarto de las especies de animales
El objetivo más próximo es lograr una descarbonización de la economía para los próximos años. Esto está llevándose a cabo ya, pero lo cierto es que se ha tenido que recurrir a esta fuente de energía hace tan solo unos meses para no depender de la energía proporcionada por Rusia en países como Alemania. Sea como fuere, parece que este objetivo se cumplirá poco a poco. Aun así, el abandono del uso del petróleo se antoja más difícil, ya que hay muchos materiales que dependen del conocido como ‘oro negro’.
Nos encontramos en un momento de gran inestabilidad geopolítica y, ciertamente, esto no contribuye a un cambio de la dinámica. Lo cierto es que no hay tiempo que perder, ya que el pronóstico de la inteligencia artificial que ha desarrollado los datos afirma que para el 2050 habrá hasta un 10% menos de especies que a día de hoy si no se produce una reversión de la situación. Estamos, por tanto, en un momento dramático que requiere ser analizado en profundidad.
Al proceso de destrucción de especies se le conoce como efecto en cascada. El perecimiento de un determinado animal en un ecosistema puede minar, en el medio plazo, la alimentación del resto de la cadena trófica y, pasado un tiempo, esto puede afectar seriamente la supervivencia del resto de animales presentes en un área concreta. Los investigadores que han trabajado en este proyecto, de acuerdo con la información de Metro, creen que las próximas generaciones de seres humanos puede que ya no vean elefantes o koalas en libertad, entre otras especies.
Gracias a la utilización de un modelo SSP2, el peor de los escenarios muestra que para 2100 habrá desaparecido hasta el 27% de las especies que en la actualidad sobreviven en sus respectos ecosistemas. Teniendo en cuenta que hay por delante más de 70 años, sí es posible llevar a cabo un freno en la dinámica. Por ello, se requiere llevar a cabo un profundo trabajo en investigación y, además, introducir medidas de relieve para favorecer prácticas mucho menos contaminantes por parte de la población. ¿Podrán escapar de la desaparición alguno de los 25 animales más emblemáticos en la lista de aquellos con más riesgo?