Messi es el dueño del Mundo. El astro argentino condujo a la Selección nacional a un nuevo título mundial luego de 36 años
El capitán de la Selección argentina, Lionel Messi, logró lo que parecía esquivo y condujo a la Selección argentina a obtener la Copa del Mundo, tercera en la historia, tras vencer a Francia por penales 4 a 2 luego de igualar 3 a 3 el encuentro.
Un camino que comenzó accidentado por la derrota ante Arabia Saudita, finalizó con el astro argentino alzando el trofeo que se le escapó hace ocho años en Brasil 2014, pero en el medio, tuvo que superar algunos problemas físicos, transformar su gran nivel en excepcional y batir varios récords.
«Esta Copa se hizo desear, pero es lo mas lindo que hay es hermosa. La deseaba muchísimo y alguna vez dije que Dios me la iba a regalar, estaba seguro», expresó Messi tras la consagración, y destacó: «Es una locura que se haya dado de esta manera. Es el sueño de chiquito de cualquiera, tuve la suerte de haber conseguido todo y esto que me faltaba, está acá».
Messi comenzó de gran manera el debut de la «Scaloneta» al abrir el marcador ante Arabia Saudita con un tanto de penal y varias apariciones punzantes que lo tuvo con otro tanto y dos asistencias, pero las tres acciones mencionadas fueron anuladas y los árabes dieron vuelta la historia para llevarse el triunfo por 2 a 1 y dar la sorpresa mundial.
Tras el encuentro, las críticas del periodismo no tardaron en llegar, ya que el astro argentino decayó en su nivel junto al equipo, pero en la zona mixta, un Messi calmo y sereno pidió «que la gente confíe, que este grupo no los va a dejar tirados».
Las palabras del delantero de 35 años se tomaron a rajatabla, los 45 millones de argentinos creyeron y los otros millones de fanáticos esparcidos por el mundo también pusieron su granito de arena para que Messi cumpliera su palabra y encamine el triunfo ante México con el primer tanto y dando una asistencia para Enzo Fernández, quien firmó el 2-0.
Ya en la última fecha del Grupo C, Argentina no se jugó solamente el pase a los octavos de final, sino también el liderato de la zona, y si bien el ganador de siete Balones de Oro malogró un penal, fue clave en la victoria por 2 a 0 ante Polonia con un nivel sorprendente que contó con las conquistas de Alexis Mac Allister y Julián Álvarez.
Tras finalizar en la primera posición del Grupo, la «Scaloneta» debió medirse ante Australia -segundo de la zona D- por los octavos de final y el público de los «socceroos» se llenaron la boca de palabras provocativas para el futbolista surgido en Barcelona de España al asegurar «no saber quién es» y otros en pleno partido «¿Dónde esta Messi?»
Lo cierto es que el encuentro fue más disputado de lo que marcaban los papeles. El férreo bloque defensivo impuesto por el elenco australiano pareció irrompible hasta que apareció la figura del capitán: tras un despeje, una triangulación derivó en el pase gol de Nicolás Otamendi para que Messi ponga el 1 a 0. Posteriormente llegaría un tanto más, de la mano de Álvarez, y el descuento del rival que tuvo como héroe a Emiliano «Dibu» Martínez con una tapada en la agonía del pleito para resguardar el 2 a 1.
En los cuartos de final, llegó el «Messi maradoneano»: en el cruce ante Países Bajos, la temperatura entre los protagonistas se fue elevando desde la previa hasta el final del encuentro.
El resultado fue 2 a 2 y Argentina venció en los penales 4 a 3, Messi convirtió de penal en el partido e igualó a Gabriel Batistuta como el argentino con más goles en mundiales, y se acercó hasta el banco de suplentes del entrenador Luis Van Gaal para hacerle el «Topo Gigio», ya que el neerlandés fue uno de los detractores en la previa.
Una vez finalizado el encuentro y la dramática definición por penales, el delantero del París Saint-Germain fue a buscarlo nuevamente al técnico rival, tuvo un cruce de palabras, le hizo el gesto que «cierre la boca». Una vez en zona de vestuarios, protagonizó el hecho más relevantes fuera de las canchas que se le conoció: se cruzó con el atacante Wout Weghorst y dejó para la historia el «¿Qué miras, bobo?. Andá pa´ allá».
Ya en semifinales, el astro argentino que fue subcampeón del mundo en Brasil 2014, encaminó la goleada ante Croacia con un tanto desde los 12 pasos -Álvarez metió los dos restantes del 3 a 0- y se convirtió en el jugador con más capitanías, en el máximo anotador y en el futbolista con más partidos disputados en mundiales.
Además de batir todos estos récords, fue protagonista en dos ocasiones por su estado físico: en la previa al debut se sospechó de una lesión porque entrenó de manera diferenciada y en el último encuentro ante los croatas, se lo vio tocándose la zona del isquiotibial y se temió por su presencia, algo que quedó descartado una vez más.
Ya en la final del certamen ante Francia, Messi convirtió dos de los tres goles de Argentina en el partido, acertó su remate en la definición por penales, se quedó con las marcas en soledad como el futbolista con más partidos jugados y más minutos disputados en mundiales y si bien no pudo llevarse el trofeo de goleador, el cual se quedó Mbappé por diferencia de una conquista, el astro logró levantar la Copa del Mundo, la que soñó toda la vida y que lo tuvo como mejor jugador.