Por: Carlos Duclos
Es un martes aciago para Macri y el gobierno, renunció inesperadamente el presidente del Banco Central, Luis Caputo, hay paro total y absoluto en todo el país en repudio de las políticas económicas y el Fondo Monetario Internacional parece no confiar demasiado en la destreza del poder central argentino para capear la severa crisis que afrontan los argentinos. Ello así por cuanto las últimas noticias que se dejan entrever del organismo de crédito internacional son que solo ampliará el acuerdo inicial “hasta” 5.000 millones de dólares, en contra de los 20.000 con los que se soñaba.
¿El resultado? El riesgo país aumentó ayer y los mercados se desplomaron.
La noticia de la renuncia de Caputo fue breve en un primer momento y ensombreció más que aclaró las razones de su dimisión: “El presidente del Banco Central, Luis Caputo, le presentó hoy la renuncia al presidente Mauricio Macri. Según informó oficialmente la autoridad monetaria, la dimisión se produjo por «motivos personales con la convicción de que el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional reestablecerá la confianza acerca de la situación fiscal, financiera, monetaria y cambiaria».
Esta última aclaración respecto del acuerdo con el FMI deja abierta las alternativas: o Caputo renunció porque el organismo internacional le puso un freno a la ayuda, o porque no poner ese freno tuvo como condición el alejamiento de la máxima autoridad del Banco Central.
En este marco, una sola cosa es indubitable: el presidente de la Nación, Mauricio Macri, encerrado en sus necesidades y principios, no advierte que no se gobierna con mera esperanza y declamaciones y que a esta altura de los acontecimientos hacen faltas políticas y, sobre todo, abrir la puerta de la Casa Rosada a un gran acuerdo patriótico que debería escuchar, por supuesto, también la oposición.