Carmen Molina Nicas lidera "Litoral Kayak", que se encuentra en la ciudad de Granadero Baigorria
Por Sofía Dalonse – EQC Noticias y CLG Noticias
Litoral Kayak es una escuela de canotaje recreativo o “kayak de travesía” que se encuentra en la ciudad de Granadero Baigorria. Actualmente está a cargo de Carmen Molina Nicas, quien retomó un proyecto ya iniciado con el objetivo de darle su identidad y hacer extensiva la propuesta, «sin ningún tipo de distinciones». En este sentido, explicó: «No está orientado a la competencia, sino al ocio y la recreación; pero por supuesto, el canotaje no deja de ser una actividad físico-deportiva, en donde es de gran importancia conocer las técnicas correctas para poder desarrollarla de forma idónea, así como todo lo relacionado con «la seguridad, la reglamentación y el medio natural donde se lleva a cabo».
Según detalló, proponen un espacio dedicado principalmente al aprendizaje y al desarrollo personal de cada alumno: «Nuestro objetivo es que, progresivamente y a su ritmo, cada individuo alcance sus metas y se convierta en un kayakista con todas las herramientas necesarias para manejarse con seguridad, ya sea en nuestro querido Paraná, o en cualquier emplazamiento donde encuentre la posibilidad de subirse a un kayak y hacer lo que nos apasiona, remar en la naturaleza».
En la misma línea, destacó que no es necesario contar con experiencia previa,pero tampoco está pensado únicamente para principiantes:» Los objetivos se adaptan al alumno y no al revés. Si no tenés experiencia, vení a adquirirla», señaló al respecto. Litoral Kayak cuenta con instructores profesionales certificados con vasta experiencia, socorristas y guardavidas. Asimismo, pone a disposición todo el equipo de primera calidad, como el material didáctico orientado al aprendizaje.
Desde 2014 Nicas descubrió su afición por el kayakismo y a partir de ese momento comenzó a interiorizarse, capacitarse y perfeccionarse en el área: «Empecé cuando tenía 23 años. Me había ido a vivir a España en el 2001 y cuando volví comencé a ir al río, aprendí a remar y empezó toda esta historia», contó la kayakista. Y continuó: «Descubrí una vocación, un camino. Estaba bastante perdida, ni siquiera había terminado la escuela y en mi retorno al país pude terminar con el objetivo de hacer el curso de guardavidas».
En este sentido, aseguró que toda esa formación fue para ella un gran sacrificio físico y económico. Además del curso de guardavidas, realizó cursos de primeros auxilios, liderazgo, buceo, turismo de aventuras y diversas actividades acuáticas.
«En ese momento empecé a vincularme más con el socorrismo, los primeros auxilios y me alejé bastante del kayakismo . El último tiempo en el que estuve trabajando en una escuelita de Rosario ya no me sentía cómoda, sentía que no se podía garantizar la seguridad a la gente»
Cuando daba por terminada su etapa como profe, apareció una oportunidad que cambió esa perspectiva y la llevó a cumplir su sueño de crear su propio espacio de canotaje recreativo. Se trataba de una iniciativa que impulsaba también un mujer en Granadero Baigorria: «Ella es conocida en el ambiente, hacía mucho que tenía la escuela que tiene otra onda, un perfil más bajo; más cercano a lo que yo apuntaba».
Según comentó, la maternidad le cambió la vida y no podía dedicarle el tiempo necesario a la escuelita pero, a la vez, no estaba lista para desprenderse de ella. En tanto, le propone hacer un comodato, un alquiler de todo el equipo para que pudiera montar su espacio: «Tenía un proyecto con otro nombre y otras cosas pero después me pareció que no había que barrer con todo porque era una iniciativa que ya estaba consolidada. Apunté más bien a reciclarla e incorporar aspectos que tienen que ver más con mi estilo», señaló.
Y agregó: «Al mismo tiempo, sentía que no podía tener mi propio espacio, es un ambiente muy masculino y cuesta hacerse un lugar; todo el tiempo hay que demostrar más. Con toda esa parte estaba un poco enemistada, no me sentía cómoda en el ambiente kayakista rosarino.
Al concluir, destacó que una de las características principales del kayakismo de travesía, son los grupos humanos. Se trata de la formación de un equipo, con gente de toda índole, pero que comparten el gusto común por la aventura,el deporte y la naturaleza. «Es un proyecto comunitario, la gente que me ha ayudado y quienes lo integran son personas que conocí en el río; se forma una comunidad muy linda, con gente que de alguna manera se vincula con la naturaleza. Te invitamos a formar parte y te acompañamos a reencontrarte con vos, en el río», cerró.