Un informe de Amnistía Internacional advierte que «el número de homicidios en Venezuela es superior al de muchos países en guerra».
Titulado «Esto no es vida. Seguridad ciudadana y derecho a la vida en Venezuela», el informe sostiene queen 2017 fue el segundo país del mundo con mayor tasa de crímenes, sólo detrás de Siria, una nación en guerra desde hace siete años.
En 2016, en Venezuela se registraron 21.752 crímenes. «El 22% de los homicidios los comete el Estado», alertó Esteban Beltrán, director de Amnistía España.
Pero la crisis política-económica-social del régimen chavista, que hunde sus raíces en la hiperinflación, impulsó a que el presidente Nicolás Maduro intente ahora superarla con una nueva moneda, el Bolívar Soberano. Y ante la caída de la actividad productiva y comercial, anunció que pagará a los empleados estatales BS 1.800.00 mensuales, (unos u$s 30,00) medida que hará extensiva al sector privado que lo requiera por tres meses.
La instrumentación para el sector privado estará a cargo del ministro del Poder Popular para la Economía y Finanzas, Simón Zerpa, que se encargará de recibir las nóminas de todo el sector privado sin excepción para subsidiar 90 días «para que no sigan aumentando los precios».
Zerpa instó a los comerciantes de cualquier índole, peluquerías, panaderías, restaurantes, entre otros, a enviar el listado con las nóminas de sus empleados: «Tráiganme la nómina que yo la cubro», reclamó.
Los indicadores, según Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional, revelan que en 2017, el 87% de los venezolanos estaban en situación de pobreza, y de ellos el 61,2% en la pobreza extrema. La hiperinflación para fin de año, según estima el Fondo Monetario Internacional (FMI), será de casi un millón por ciento.
En la historia de Venezuela quedará registrado que esta crisis económica, ocasionada por las políticas chavistas, fue la que desató su peor desabastecimiento, ya que entre 2013 y 2017 cayeron un 76% las importaciones de alimentos, y hubo un 85% de escasez de medicinas, según cifras de la Federación Farmacéutica Venezolana.
Maduro niega la existencia de una crisis humanitaria, que ha provocado el mayor éxodo de América Latina en las últimas décadas.
Este escenario llevó a la directora de Política y Justicia Internacional de Amnistía, Mariana Fontoura Marques, a expresar: «Estamos viviendo una de las crisis de magnitudes más grandes en materia de la problemática de migración forzada en la región».
El tema será abordado esta semana en diversas reuniones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, a la que no se sabe si asistirá el presidente Maduro. Según Fontoura Marques, «la ONU ya está comparando esta crisis con las graves situaciones del mundo, como el caso del Mediterráneo».
El director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, señaló a su vez que en siete años de guerra en Siria fueron desplazados de sus tierras cuatro millones de habitantes, en tanto la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados señala que la crisis venezolana ya echó de su país en los últimos dos años a más de dos millones de personas.
Ante este dramático escenario, se disparó en paralelo una controversia diplomática entre el titular de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, y el ex presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero.el titular de la OEA.
Almagro le pidió «que no sea imbécil» a Rodríguez Zapatero, a quien señaló como el verdadero canciller de Maduro, en momentos que en la ONU se buscará dar asistencia humanitaria a millones de venezolanos que escaparon de su país.
Almagro había manifestado en Colombia, la semana pasada, que sobre la crisis de Venezuela se analizan todas las «opciones», incluso una intervención militar para «derrocar» a Maduro. Rápidamente, Rodríguez Zapatero calificó de «insólito» que el titular de la OEA «desconozca las reglas básicas de la Carta de las Naciones Unidas».
También reaccionó el presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez, cuya administración mantiene una posición ambigua ante el régimen de Maduro, y anticipó que no respaldará una reelección de Almagro, canciller en el gobierno de José Mujica, como muestra de desacuerdo con los dichos del secretario general de la OEA.
Almagro había señalado también: «El señor Zapatero y yo hemos estado en veredas diferentes todo este tiempo. Él ha estado luchando a favor de la dictadura venezolana en 2016, 2017 y 2018. Yo he estado luchando en contra de la dictadura todo este tiempo»,