En el concurso CanSat, creado por la NASA y la Unión Europea, participaron 4.500 alumnos de colegios de Córdoba, Formosa, Misiones y Ciudad de Buenos Aires. Los cinco equipos ganadores tendrán la oportunidad de conocer este mes el Centro Espacial Teófilo Tabanera
Estudiantes ganadores del concurso CanSat, que reunió a 4.500 adolescentes de todo el país organizados en más de 850 equipos para el desarrollo de satélites del tamaño de una lata de gaseosa, calificaron el concurso como «una oportunidad única» y sostuvieron que «la tecnología es clave para la soberanía».
Creado por las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y la Unión Europea (ESA), el concurso CanSat («Can» por lata en inglés y «Sat» por Satélite) tuvo como ganadores cinco proyectos de la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Formosa y Misiones, cuyos autores podrán lanzarlos al espacio en un cohete.
En la Argentina, el certamen es organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), y a diferencia del resto del mundo -donde es orientado a estudiantes universitarios- en el país se dedicó a los de nivel secundario.
El equipo seleccionado en CABA se denomina «Caelus» y está integrado por dos estudiantes secundarios de electrónica, dos de química y uno de mecánica, de la Escuela Técnica N°9 «Ing. Luis A. Huergo».
Qué dicen los participantes
Uno de sus integrantes, Pedro Taquino, de 19 años y que cursa sexto año de la escuela técnica, contó a Télam que «el concurso estuvo buenísimo porque fue un desafío».
«Tuvimos que diseñar el prototipo siguiendo toda la normativa que nos envío la Conea. Yo sabía de electrónica lo suficiente pero tuve que empezar a averiguar más, a buscar tutoriales en Youtube, fue aprendiendo más», afirmó.
Martín Sánchez Solé, también de 19 años y compañero de Taquino, comentó que fue «gratificante» desarrollar el prototipo de «Caelus», que tiene como misión primaria tomar temperatura y presión atmosférica, y como objetivos secundarios medir la humedad, gases tóxicos y otros datos.
«Me produce mucha emoción, mucho orgullo, fue una oportunidad única desarrollar un prototipo satelital. Aprendí bastante, todo este tema vinculado a la tecnología espacial y la astronomía es algo que me llama mucho la atención desde chico, entonces este concurso fue una buena chance para seguir este camino», relató Sánchez Solé.
Los jóvenes contaron que el concurso también los ayudó a conectarse con sus inquietudes y gustos personales.
«Nunca pensé que podía crear cosas. Me acuerdo cuando de chico jugaba al Kerbal Space Program en mi computadora y de ahí aprendí bastante de física, sobre cohetes y órbitas, algo que pude poner en práctica en este proyecto», contó Taquino.
«Hacer ‘Caelus’ me confirmó que voy a estudiar astronomía en la Universidad de La Plata y en paralelo le voy a meter más a la divulgación de la ciencia en redes sociales a través de mi instagram @espacialist, donde subo videos desde 2019», aseguró Sanchez Solé.
Además del equipo porteño, en el concurso también ganaron los proyectos «electroSix», del Instituto Técnico San José de la provincia de Córdoba; «gVIE», del Instituto Técnico Salesiano Villada de Córdoba; «MERAKI», de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 3 de Formosa; y «Ad Astra», de la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 18 de Misiones.
Sobre la iniciativa misionera, el profesor Edgardo Doberstein, encargado del prototipo, contó a Télam que «trabajamos en el proyecto hecho por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales que permite la fabricación de un satélite».
«La CONAE nos mandó los tips de aplicación y nosotros lo construimos y agregamos las misiones -una primaria y una secundaria-, que en nuestro caso mostramos el control del clima a través de la inseminación de nube, es decir para ayudar con el clima», explicó.
Los alumnos se basaron en el sistema de CLAG (control de lucha antigranizo) orientado a «la inseminación de nube con yoduro de planta, temática inspirada en la variación climática misionera», aseveró.
El artefacto tiene estándares principales para esta segunda etapa, en las que el satélite «debe tener un tamaño similar al de una lata de gaseosa. De allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés», manifestó.
Del proyecto participaron ocho adolescentes y el profesor, que destacó que «para los alumnos fue una experiencia inolvidable».
«Los alumnos hicieron un gran esfuerzo, todo a pulmón, en horas extras, trabajando feriados, sábados y domingos», dijo el profesor y resaltó «el compromiso asumido para llegar a esta instancia, siendo el único colegio secundario de Misiones a nivel técnico que participó del concurso, en un certamen que está avalado por la NASA».
El concurso
Los más de 4.500 estudiantes que participaron de esta edición del concurso recibieron capacitaciones por parte de especialistas, a fin de adquirir los conocimientos, las herramientas y los materiales necesarios para llevar adelante el desarrollo del proyecto.
Gustavo Ferreyra, docente de la Escuela Técnica N°9 «Ing. Luis A. Huergo que acompañó a los estudiantes en el proyecto, aseguró a Télam que «genera un orgullo invaluable poder ayudar a los chicos en tecnología y ciencia».
«Lo chicos se involucran y es muy bueno, el concurso motiva no solo a los que participan sino a los de alrededor y a toda la comunidad educativa», aseveró.
Los cinco equipos ganadores tendrán la oportunidad de conocer este mes el Centro Espacial Teófilo Tabanera perteneciente a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), ubicado en la provincia de Córdoba, y de lanzar en un cohete sus desarrollos.
«Lo que aprendí no me lo olvido más, lo voy a integrar a mi futuro. Es muy útil, es algo que se puede aplicar en muchos ámbitos de la vida. Desarrollar la tecnología en nuestro país es clave para tener más soberanía», concluyó Sánchez Solé.