Por Enrique Genovar
Perder en la Copa Argentina duele mucho más que un partido por los puntos. Es que el que pierde se queda afuera, no hay revancha. Pero quedar eliminado ante un rival de otra categoría hace que el dolor sea mucho más profundo. Central fue eliminado de manera justa porque fue menos que Quilmes.
En el fútbol muchas veces la lógica no existe, pero la derrota del equipo de Carlos Tevez no fue casualidad por más que la misma se dio tras la definición por penales. La caída del Canalla fue causalidad de muchas cosas que se hicieron mal con anterioridad y que por más cambio de entrenador que haya al final esos yerros siempre terminan predominando.
Central no fue competitivo desde lo futbolístico, solamente lo fue por la parte física y la lógica diferencia de preparación que tiene un equipo de primera por sobre el de una categoría inferior. La presentación del Canalla en Córdoba fue un papelón y que tal vez se hubiese maquillado si se imponía en los penales, pero ni eso pasó.
El Central de Tevez tuvo que haber perdido en los noventa y por más de un gol. Sin embargo, por la falta de jerarquía del rival a la hora de definir y por un par de buenas intervenciones de Gaspar Servio (el único que se salvó del aplazo) logró estirar el final de la historia hasta los penales. Pero la definición le dio justicia al partido y Central se quedó afuera.
Pero, ¿por qué lo que pasó fue una causalidad lo que pasó? Central tiene un plantel mediocre. Un plantel carente de jerarquía. Un plantel que sufrió la ausencia de los lesionados, en especial la de Walter Montoya. Un plantel donde son los juveniles quiénes deben poner la cara por los grandes. Un plantel que fue mal reforzado en los dos últimos mercados, tal es así que hay algunos que llegaron que no solamente no pueden ser titulares, sino que tampoco están para ir al banco de los suplentes.
Un cachetazo merecido porque lo mereció. Una despedida prematura de la Copa, una competencia de la cual se enamoró en 2018. Un futuro incierto, que no hace otra cosa que exhortar a Carlos Tevez y a sus colaboradores de tomar decisiones, con poco margen de error, a la hora de armar el once para cada partido que vendrá.