Por Leonardo Coscia.
Los nódulos tiroideos y el cáncer de tiroides son cada vez más frecuentes en la población general y su manifestación más común es la aparición de un bulto en el cuello muchas veces detectado por el paciente, la familia o el médico de cabecera en un chequeo.
La prevalencia de los nódulos tiroideos palpables es aproximadamente del 5% en mujeres y del 1% en hombres que habitan en zonas yodo-suficientes, según estudios epidemiológicos.
A partir de estudios ecográficos, se detectaron nódulos tiroideos en el 19 a 67% de individuos seleccionados al azar, siendo más frecuente en los adultos mayores.
La importancia de la detección temprana y tratamiento posterior son las claves para una recuperación exitosa y total del cáncer de tiroides.
«La gran mayoría de los nódulos tiroideos, entre el 90-95% son benignos y asintomáticos por lo que no se recomienda la realización de screening o pesquisa a toda la población. La importancia de estudiar un nódulo radica en descartar el cáncer de tiroides», afirmó Juan Manuel Roganovich, endocrinólogo de Ámbar, Casa de Salud.
Roganovich afirmó además que «la probabilidad del diagnóstico de cáncer de tiroides en los nódulos es entre el 5 y el 10%, dependiendo de la edad, el sexo, la exposición a radiaciones fundamentalmente en la niñez, la historia familiar y otros factores».
El diagnóstico de un nódulo tiroideo se realiza con un método llamado punción aspiración con aguja fina (PAAF) bajo guía ecográfica.
Esta práctica se realiza en forma ambulatoria y consiste en obtener células pertenecientes al nódulo, que serán evaluadas a través de un estudio citológico, utilizando tinciones celulares específicas y observándolas en un microscopio óptico.
Los especialistas advirtieron que es importante realizar el control del material obtenido durante el procedimiento para evaluar la calidad y suficiencia del mismo.
«Esto se realiza observando la muestra inmediatamente posterior al procedimiento de la punción y en caso de no contar con una material suficiente, se puede repetir el procedimiento para garantizar la obtención de una muestra de calidad que permita emitir un diagnóstico confiable» explicó Federico Staciuk, especialista en Anatomía Patológica del Laboratorio GENESIS, Ámbar.
Staciuk remarcó que «en caso de ser necesario, la repunción puede ser realizada en el mismo momento, ya que un nódulo punzado que no ofrezca material para diagnóstico, trascurrido unos días, debe ser repunzado en lapso no menor a 4 meses, dilatando de esta manera los tiempos de diagnóstico, que son fundamentales, sobre todo cuando queremos detectar al cáncer de tiroides».
El experto destacó la importancia de prestar atención las disfonías por parálisis de cuerdas vocales, presencia de ganglios regionales y la edad de la presentación, ya que el mayor riesgo se encuentra entre los 20 y los 70 años.
Teniendo en cuenta el tamaño, el aspecto ecográfico, el examen físico y los antecedentes se decide la necesidad de solicitar una punción para estudio citológico del nódulo y descartar la presencia de un cáncer de tiroides.
«El cáncer de tiroides es una enfermedad que durante las últimas tres décadas ha aumentado en Argentina y en el mundo. Una de cada dos mujeres de 50 años presenta un nódulo, y entre 5 y 10% de estos corresponden a un cáncer» explicó Luis Sanz, Cirujano de Cabeza y Cuello de Ámbar, Casa de Salud.
En ese sentido, dijo que «para saber si estos nódulos son malignos es necesario considerar una serie de factores: historia clínica del paciente, examen físico, estudio de imágenes e histología».
«Una vez evaluado, es posible determinar si se trata de un cáncer o es un caso posibilidad de cáncer», comentó el especialista.
Sanz afirmó que «lo más frecuente es que los pacientes consulten a un médico por una situación en particular y que, a partir de ello, se realice una exploración al cuello donde se palpe el nódulo».
«Lo fundamental es que el paciente se dirija a un centro donde un equipo de profesionales especializados en endocrinología, diagnóstico por imágenes, ecografías, análisis patológicos, y especialistas en cabeza y cuello puedan brindar el diagnóstico, contención, tratamiento y apoyo necesario en cada caso en particular. Esta es la clave para el éxito del tratamiento y evitar complicaciones» añadió el cirujano.