Tamara y Damián forman parte de un grupo de alumnos del 6 año de Medicina de la Unse, que avanzan en su práctica rural, ella con sede en el Hospital "escuela" de Nueva Esperanza y él en el Hospital Distrital de Forres
Por María Soledad González – Télam
Los primeros médicos y médicas próximos a recibirse en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (Unse) tienen sus últimas instancias de prácticas profesionales en el campo, «una experiencia única y necesaria», señalaron a Télam en la víspera del Día Nacional de Médico Rural.
Tamara Bruno y Damián Gómez son dos de los cinco estudiantes que este 5 de agosto rendirán su examen final para tener el título de médica y médico, y de esa forma convertirse en los primeros santiagueños en recibirse de la Unse.
Damián se encuentra en las últimas dos semanas de rotación de la Práctica Final Obligatoria (PFO), y luego entre el 3 y 5 de agosto rendirá el examen final de la carrera.
La PFO es una instancia práctica de la carrera donde cursan las 4 grandes ramas de la Medicina (Clínica, Pediatría, Cirugía y Tocoginecología) además tienen una rotación optativa y la rotación Rural.
Este joven estudiante de la ciudad de Frías, junto a otros 4 compañeros/as están finalizando la práctica rural, que es la última rotación, por lo que «la idea es rendir el último examen de la carrera y recibirme el 5 de agosto», y cuando tenga su título en mano, «significará todo el esfuerzo plasmado que hice junto a mi familia», dijo.
La práctica rural «es una experiencia muy positiva, suelo ir con mi tutor a parajes que están fuera de la ciudad y es donde la salud se debe hacer más presente como método de empoderamiento de las poblaciones rurales», manifestó.
«Para mí no me es ajeno porque tengo familiares en zonas rurales y conozco mucho ese contexto», detalló.
Damián acude a parajes y localidades del departamento Robles, tales como los denominados Mili, Villa Robles, Morcillo, entre otros, a los cuales salen a las siete de la mañana con su tutores.
En algunos de esos lugares, la escuela es el espacio que utilizan para organizar operativos de salud, en donde se llevan a cabo chequeos, controles de todas las especialidades, y «en mi caso veo principalmente lo que es clínica y pediatría», detalló.
«Las personas del interior son pacientes sumamente respetuosos y uno debe en muchos casos hacer el esfuerzo de buscar alternativas para poder solucionar sus problemáticas debido a que los recursos son un poco más limitados que en los lugares como Capital y Banda, por dar un ejemplo», comentó.
«Trabajar en ruralidad es amoldarse a los recursos, darle el papel fundamental a la anamnesis (información recolectada en la historia clínica) y al examen físico, ya que quizás acceder a un estudio complementario complejo es muy difícil para el paciente, por lo tanto, esos recursos hay que cuidarlos muy bien y hacer los exámenes correspondientes de forma consciente para no afectar la economía de las personas que viven lejos de los lugares de referencia», enfatizó.
Tamara es una bandeña que está realizando su práctica rural en la zona norte de la provincia santiagueña y no duda en remarcar que «medicina es lo que quería seguir desde muy chica, nunca me imaginé haciendo otra cosa, porque me gusta poder ayudar a los demás a través del conocimiento».
Ella también rendirá el 5 de agosto su examen final.
La ruralidad es la última práctica de Tamara y está feliz que sea así porque «cierro mi formación con un panorama global de la medicina en mi provincia».
«Es una experiencia única y necesaria, conocer otras realidades y contextos, no solo lo relacionado a la medicina», detalló.
«Es mejor de lo que esperaba», explicó y agregó que «en la ruralidad es diferente porque no cuentas con todos los recursos ni materiales ni humanos, tienes que considerar a partir de un buen análisis clínico y recursos básicos, si el paciente necesita un traslado o lo podemos manejar en ese lugar, y tener en cuenta todo lo que implica un traslado para el paciente y su familia desde su hogar».
Cada día en el norte santiagueño, se inicia muy temprano a la mañana, en donde salen a realizar rondas sanitarias con los agentes sanitarios casa por casa.
«Trabajar en la ruralidad es un desafío constante, y siempre buscando lo mejor para el paciente, en el cual uno se encariña con ellos, porque va conociendo no solo su situación sanitaria sino social y humanitaria», enfatiza.
Tamara y Damián forman parte de un grupo de alumnos del 6 año de Medicina de la Unse, que avanzan en su práctica rural, ella con sede en el Hospital «escuela» de Nueva Esperanza y él en el Hospital Distrital de Forres.