Fue un 18 de junio de 1982 en la victoria 4-1 de Argentina frente a Hungría en España. El "10" esa tarde marcó por duplicado
Por Leonardo González – Noticias Argentinas
Un 18 de junio pero de 1982, en el Mundial de España, Diego Armando Maradona anotó sus primeros dos goles en una Copa del Mundo en el triunfo por 4 a 1 frente a Hungría.
La leyenda de la selección argentina comenzó a escribir su historia inolvidable con la camiseta celeste y blanca en aquél Mundial que no fue el soñado, pero que tendría la mejor revancha cuatro años más tarde en México 1986, en el que se consagraría campeón alzando el trofeo deseado por el mundo entero.
Con su camiseta amada, pero de mangas largas, y su característico número 10 en la espalda -arrebatado a fuerza de méritos a Mario Alberto Kempes-, Maradona había hecho su debut en la Copa del Mundo disputada en España cuatro días antes en el fallido inicio ante Bélgica, el cual fue derrota por 1 a 0.
Pero el 18 de junio de 1982 llegó un momento clave en las aspiraciones de una Argentina que venía de ser campeón mundial en 1978 y a la que una derrota frente a Hungría lo dejaría sin chances de seguir en el certamen más importante del mundo, ya que en su debut el equipo «magyar» goleó a El Salvador por 10 a 1.
«Antes del partido nos juntamos los once y nos propusimos dejar todo. Ni bien entramos a la cancha, mientras tocaban los himnos, ya noté que no nos podíamos quedar quietos», explicó el «Pelusa» una vez consumado el triunfo.
Argentina ganaba 1 a 0 cuando llegó el primer grito mundialista de Maradona a los 28 minutos del primer tiempo: Daniel Bertoni, autor del primer tanto, apareció por izquierda, remató y el arquero Ferenc Mészáros no pudo contener el balón. Rápido de reacción «el Diego», perseguido por Sándor Sallai, alcanzó a empujar la pelota y salió a festejar el segundo tanto de Argentina y el primero en su cuenta personal con los brazos abiertos y una sonrisa para la historia.
Ya en el complemento y antes del cuarto de hora, a los 12 minutos para ser exactos, el Diez se asoció con Mario Kempes y, luego de una doble pared, sacó un zurdazo al primer palo del arquero, el cual no pudo hacer nada para evitar una nueva caída y así Argentina decretó el 3-0 y el segundo tanto personal que lo celebró de rodillas en el césped.
Posteriormente, Osvaldo Ardiles estiró el marcador a favor del equipo que en ese entonces comandaba César Luis Menotti, mientras que Gabor Poloskei decretó el descuento para los húngaros en la goleada por 4 a 1.
«La verdad es que nos matamos en la cancha. Yo me asombré hasta de mí mismo, sobre todo de lo que corrí para marcar a un húngaro que se iba al ataque. Le robé la pelota y encima me quedó resto para salir en el contragolpe», destacó Maradona tras la victoria.
Por su parte, en una reseña de la AFA, se reafirma la gran actuación que tuvo la leyenda nacional: «En Alicante, apareció el juego Albiceleste y dio una cátedra de fútbol. Mostró un sólido funcionamiento y grandes individualidades, destacándose Maradona».
Luego, durante el Mundial de 1982, Maradona no convirtió ningún tanto más y Argentina quedó eliminada del certamen en segunda ronda ante Italia y Brasil, partido que el «Pelusa» terminó expulsado por juego brusco, por un terrible planchazo a Batista.
Cuatro años más tarde, en México, maravilló al mundo entero con sus actuaciones. Cinco goles en siete partidos mostraron el gran nivel que atravesaba en aquél entonces y que se convertiría en la figura de aquella selección argentina campeona del mundo.
En total sumó 34 gritos con la selección mayor de Argentina en toda su carrera, ocho en Mundiales -dos a Hungría, uno a Italia, dos a Inglaterra, dos a Bélgica y uno a Grecia-.