El historiador salteño Leandro Plaza Navamuel destacó que "lo que falta es que traten de imitarlo quienes tienen en sus manos poder de decisión"
Por Paola Soldano – Télam
El historiador y genealogista Leandro Plaza Navamuel definió al general Martín Miguel de Güemes como «el primer demócrata argentino» y, en ocasión de recordarse este viernes 17 de junio los 201 años de su muerte, remarcó que «lo que falta es que traten de imitarlo quienes tienen en sus manos poder de decisión, no solo en sus acciones sino en sus valores».
El especialista también resaltó el rol clave que exgobernador salteño tuvo en la guerra por la independencia nacional y su relación con José de San Martín, el apoyo que recibió del pueblo y su compromiso con su territorio: «En estos tiempos de disfrazadas confusiones y mensajes ideológicos demagógicos, es oportuno rescatar la mestización de próceres como Güemes», sostuvo.
Plaza Navamuel, miembro de la Academia del Instituto Güemesiano de Salta, trabajó en más de 15 libros sobre el general gaucho y su última obra se titula «Güemes, la acción de los salteños en la hazaña integracionista sanmartiniana».
En un nuevo aniversario del fallecimiento de Güemes, cuya figura será próximamente incorporada al billete de 200 pesos, el historiador habló con Télam y advirtió que, como ocurrió en su época, los detractores actuales del exgobernador salteño son los que «comulgan con ese concepto ideológico que elimina a la Patria como referente jurídico y político».
—¿Cree que, a más de 200 años de su muerte, Güemes comienza a ocupar el lugar que se merece?
—En Salta ocupa el lugar que merece. Si bien de a poco los argentinos están tomando conocimiento de la dimensión que tuvo nuestro héroe en la historia nacional, se percibe un inusitado interés por próceres como Güemes, que sirven de guía. Se admira su legado y patriotismo aunque aún no hay un conocimiento profundo. Fue, quizás, el primer demócrata argentino. Güemes fue elegido 6 de mayo de 1815 gobernador intendente y capitán general de la Provincia por el Cabildo de Salta mediante una elección popular. Sin dudas, Güemes fue un buen político, además de militar y estadista.
—¿Quién fue Güemes? ¿Qué significó para nuestro país?
—Hay una definición de Oscar Uriondo que he citado muchas veces por lo ajustada a la verdad histórica: «Güemes es la espada argentina de primera agua y de noble temple que compartirá con San Martín la gran empresa de la libertad americana». Esto resume el espíritu y la esencia de su lucha, pero no debemos dejar de lado que también su vida se rigió en valores incólumes. Fue tan respetuoso de la voluntad de la mayoría que al asumir el gobierno de Salta supo adelantarse en el tiempo como un gobernante demócrata que armonizó con sus capacidades de militar sobresaliente y genial estratega.
—¿Cuáles son los principales valores que dejó?
—Quizá sea el referente de lo que encuadra la ética gaucha, donde se encuentran valores como la solidaridad y la igualdad dentro del mutuo respeto. El gaucho se forjó en el hábito de ordenar su propia vida, apegado a su libertad personal, caracterizándose por su sobriedad, generosidad, dignidad y sentido del honor, que son valores tan degradados en nuestros días.
—Lo escuchamos decir que su figura tuvo adversarios en todas las épocas, incluso hoy tiene detractores… ¿Por qué?
—Sus adversarios fueron los opositores del plan de liberación continental y algunos patriotas que instigaron a la llamada «Revolución del Comercio», entre los que se contaba el tucumano Bernabé Aráoz, que pese a que gozaba de la gloria de haber participado en la victoriosa Batalla de Salta, más tarde anheló la ruina del caudillo salteño. Aráoz, como el jujeño Manuel Eduardo Arias, se desvincularon del plan sanmartiniano, se apartaron del plan de defender la libertad de América. San Martín y Güemes rehusaron intervenir en las luchas internas. Güemes tuvo el apoyo de todos los estamentos sociales. La autoría intelectual de la oposición que tuvo en Salta fue de vecinos nuevos que no tenían raíces en nuestra sociedad, no compartían tradiciones ni cultura, y solo buscaban beneficios económicos. De ahí surge la oposición. Hoy, sus detractores son los mismos pero con otros nombres y que comulgan con ese concepto ideológico que elimina a la Patria como referente jurídico y político.
—¿Por qué cree que Güemes tenía un amor tan profundo por su tierra?
—En estos tiempos de disfrazadas confusiones y mensajes ideológicos demagógicos, es oportuno rescatar la mestización de próceres como Güemes. Si bien sabía que era descendiente de nobles españoles, también tenía sangre de la tierra y comprendía que sus antepasados vinieron a América a complementar la historia indígena en su relación con la española y criolla. Güemes, que entendía esto, pensó y actuó como actuó por su pueblo, como un americano auténtico. Esto explica el sentimiento independentista, junto a sus profundas convicciones en la lucha por la libertad, tan restringida en nuestros días y en momentos que están matando nuestros sueños.
—En su obra se destaca la relación entre San Martín y Güemes. ¿En qué estaba fundada?
—Ambos residieron casi todo 1813 en Buenos Aires, donde se conocieron, se trataron y forjaron amistad. San Martín reconoció las virtudes de Güemes, y lo recomendó a las autoridades superiores. El gobierno accedió y nombró al salteño teniente coronel el 7 de diciembre del mismo año. Luego, San Martín -siendo general en Jefe del Ejército Auxiliar- apostó a esa relación y lo consideró «sumamente útil a la expedición auxiliadora del Perú» y el 20 de febrero de 1814 lo designó comandante de las Avanzadas del Río Pasaje (o Juramento). La acción de Güemes en el vasto plan de la hazaña integracionista continental de San Martín es muy amplia, la «gesta salteña» o «guerra gaucha» no puede ser orientada parcialmente sino de manera regional en lo que comprendía la provincia de Salta (Tarija, Jujuy, Orán, Santa María y Salta).
—¿Cuál fue el rol de Güemes en el plan sanmartiniano?
—Fue vital en las operaciones de pinza sobre el absolutismo napoleónico en el Perú y el Alto Perú. Güemes asumió personalmente el proyecto de libertad e Independencia de América. Su función fue frenar el avance realista por el interior del continente, mientras San Martín iría por la costa del Océano Pacífico, liberando Chile y Perú. Ambos debían encontrarse en Lima, y si bien el proyecto de Libertad Americana fue triunfante, este encuentro nunca pudo concretarse.
—¿Qué deberíamos hacer para que su obra se conozca, y sus valores se transmitan?
—Los salteños hacemos mucho desde hace décadas. Historiadores y escritores de prestigio dejaron documentos muy valiosos para el conocimiento de la gesta salteña, y nuevos historiadores vienen aportando en ese sentido. También lo hacen desde la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes o el Instituto Güemesiano de Salta y su Academia Güemesiana. Creo que lo que falta es que traten de imitarlo quienes tienen en sus manos poder de decisión, no solo en sus acciones sino en sus valores. Si lográsemos concretar esto, la propia inercia hará que se conozca la obra y los valores de Güemes, porque las mismas autoridades se sentirán inspiradas y lo harán conocer desinteresadamente.