Una periodista argentina fue detenida este viernes en Venezuela, cerca de la frontera con Colombia, junto a dos colegas ingleses. Cancillería confirmó que a través de la Embajada en ese país inició «realizando gestiones» por la liberación de la cronista.
Los periodista argentina radicada en Londres Laura Amalia Saravia y sus colegas británicos Barney Green y Dan Rivers fueron arrestados por militares venezolanos en la localidad de Paraguachón, Estado de Zulia, cuando pretendían salir del país que preside Nicolás Maduro para cruzar a Colombia.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) denunció que los periodistas permanecían en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Maracaibo, capital de Zulia, luego de ser trasladados desde la frontera por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
El SNTP agregó que los trabajadores de prensa se encontraban en Venezuela desde hacía tres días «haciendo reportajes sobre turismo», y si bien no precisó para qué medio trabajan, en las redes sociales de los cronistas consta que prestan servicios a la televisora británica Independent Television News (ITN).
Por su parte, la Cancillería sostuvo en un comunicado que «la Embajada argentina en Caracas realiza las gestiones del caso para velar por la situación» de Saravia.
En rigor, la cartera que conduce Jorge Faurie busca que el Sebin explique los motivos de la detención de los tres periodistas y los libere lo antes posible.
La cronista argentina, que está radicada hace muchos años en Londres, tiene una larga trayectoria en medios audivisuales internacionales, que incluye empresas como BBC, NBC y Televisa, de acuerdo al currículum publicado en su blog.
Por su parte, Rivers ha sido corresponsal de la cadena CNN en Londres y Bangkok, mientras que Green se desempeñó como camarógrafo y editor de Sky News en Londres y Washington, según sus perfiles de Linkedin.
Organizaciones como el SNTP y Espacio Público ya denunciaron en varias ocasiones casos de periodistas extranjeros que fueron deportados en años recientes por las autoridades venezolanas al no contar con permisos para desempeñar su oficio en el país, que suscita gran interés de la prensa por su grave crisis socioeconómica.
Maduro, por su parte, acusa a las corporaciones mediáticas internacionales de estar al servicio de una campaña de Estados Unidos y la oposición local para derrocarlo.