Por Eduardo Sigal. Presidente de la Fundación Acción para la Comunidad, vicepresidente Partido Frente Grande y ex subsecretario de Integración Económica en Cancillería
El 29 de mayo se realizaron elecciones presidenciales en Colombia y el resultado, aunque esperado, no deja de conmover el escenario político regional.
Gustavo Petro, líder de una coalición de izquierda como el Pacto Histórico, se impuso en la primera vuelta por 40 por ciento de los votos emitidos y deberá disputar una segunda vuelta el 19 de junio.
¿Podrá vencer sus propios límites? ¿Podrá ampliar la base de la coalición? ¿Será una elección limpia?.
Por otra parte, sorprendió que en segundo término no haya salido el candidato del establishment que ejerce el gobierno expresando al Uribismo y que llevaba como candidato a Fico Gutiérrez.
Fue desplazado por Rodolfo Hernández, expresión de la nueva derecha extravagante que golpea contra el sistema y siempre termina favoreciendo a los grupos concentrados de poder. Esa derecha que dice una cosa y hace lo contrario cuando asume posiciones de poder.
Su crecimiento está asociado al hartazgo con la política tradicional la que sacó 20 % de los votos después de ejercer durante 20 años el gobierno.
Nos preguntábamos si Gustavo Petro podrá vencer sus propios límites y los que le imponen los grupos de poder que manejan las principales cadenas de comunicación como así también el sistema económico concentrado y las finanzas.
No me olvido del fuerte aparato represivo que se fue construyendo con apoyo de los Estados Unidos para combatir a la guerrilla durante casi 60 años.
Petro no la tiene fácil, pero viene en un acelerado proceso de crecimiento electoral y acumulando experiencia para impedir que el propio sistema electoral sea permeable al fraude.
Cuando decimos eso es porque tenemos en cuenta que pasó en las elecciones legislativas de marzo, donde desde el primer resultado hasta el definitivo recuento de votos, el Pacto Histórico recuperó casi 800 mil votos que le permitieron incrementar su bancada de senadores en cuatro representantes.
Seguramente eso mismo se estará controlando ahora sobre el resultado de la primera vuelta.
Como fuerza de izquierda deberá impedir encerrarse sobre sí misma. En la primera vuelta votó el 54 por ciento del padrón electoral.
Ahora es necesario acudir a la fuerte acción de sus militantes para dar tranquilidad al electorado sobre las transformaciones democratizadoras e igualitarias que se proponen desarrollar si llegan al gobierno y demostrar que la democracia es el mejor camino posible para construir un país mejor en lo que va de este siglo XXI.
Habrá que encontrar la forma de motivar a las y los escépticos y descreídos del sistema y demostrar que hay un nuevo camino posible para una Colombia democrática y popular.
Gustavo Petro y Francia Márquez creo que lo pueden hacer posible y así lograr que Colombia pueda acompañar las transformaciones progresistas que se están planteando en distintos países de la Región.
Por primera vez, Colombia puede estar acompañando un camino popular latinoamericano con México, Honduras, Argentina, Bolivia, Chile, entre otros, y a los que esperamos se sume Brasil con la posible presidencia de Lula da Silva.
El sueño de la Patria Grande Latinoamericana sigue siendo un camino, una meta y Colombia será muy bienvenida en esta construcción.